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Actualizado: 7 de junio de 2025
Empleaba largos preparativos para colocar los brazos de modo que hiciera la fuerza suficiente para levantar el columpio a pulso.... Al intentar el primer esfuerzo, que desde luego reputó inútil, pensó en la cara que estaría poniendo el Magistral. ¡Aúpa!... gritó abajo Visitación para mayor ignominia.
En el patio estaba Petra, como un centinela, en el mismo sitio en que había recibido al Provisor. ¿Ha venido el señor? preguntó la Regenta. Sí, señora respondió en voz baja la doncella ; está en su despacho. ¿Quiere usted verle? dijo Ana volviéndose al Magistral. Don Fermín contestó: Con mucho gusto... ¡Disimulan, disimulan conmigo! , pensó Petra con rabia.
Llegó don Quijote y descolgó a Sancho; el cual, viéndose libre y en el suelo, miró lo desgarrado del sayo de monte, y pesóle en el alma; que pensó que tenía en el vestido un mayorazgo.
Festejando el raro consorcio de ambas bellezas, Cristela quiso llamarle el príncipe «Unico»... Pero con mucha cordura pensó luego que el nombre de «Unico» se prestaría un poco a las chungas de los liberales y demócratas... Deseosa de librar al niño hasta de la sombra de este pequeño ridículo, le llamó entonces el príncipe «Fénix». Y con tal nombre lo bautizó el gran cardenal arzobispo de palacio, oficiando ayudado por veintitrés monaguillos.
Después pensó Isidro en su compañera, nerviosa y quebrantada por su estado físico; en lo peligroso que sería darle la noticia, sin que una nueva crisis pusiera en peligro su salud. Cuando subió, le esperaba Feli con la mirada interrogante y la cara triste, como si el instinto femenil le avisase la desgracia. Sólo por un asunto importante podía haberse resuelto su tío ir a visitarles.
Se vio allí bien claro, cual vestigio honroso conservado sólo por indulgencia del tiempo. «Todo envejece pensó , y cuando las piedras se gastan, ¡cómo no ha de gastarse el cuerpo del hombre!». Y los síntomas de decadencia aumentaban con rapidez aterradora. Dos días después notó Feijoo que no oía bien.
Aquí y acullá, y en todas partes, la historia del siglo XIX es la historia de la clase media clase media más rica y culta allá, más miseranda y cerril acá ; la historia de una época de libertad anárquica, la libertad de explotación; torbellino de átomos insensatos e incoherentes; época egoísta y brutal, que pensó suprimir el dolor fingiendo ignorar que lo hubiese, y alardeó de apreciar las ideas y la belleza porque las avillanó y sometió a precio cotizable en el mercado, como cualquiera otro artículo de comercio; época, en fin, en que el negociante venció y aniquiló al filósofo y al poeta.
Dexaron los nuestros á Casandria, y vinieron con todo su poder la vuelta de Tesalónica, creyendo hallarla en el descuydo que Ciudad tan grande y populosa pudiera tener, pero fué muy diferente de lo que se pensó, porque bastecida de provisiones, y de gente de guerra, estaba sobre el aviso.
Clara se retiró entonces; anduvo á buen paso, y llegó, por último, á la plazuela del Espíritu Santo; subió más, hasta que se encontró en la esquina de la calle del Prado, y por allí pensó seguir, porque veía en ella bastantes personas, y creía encontrar allí quien la informara bien. Batilo iba delante.
La geografia, que debió haber adelantado en proporcion de los descubrimientos, quedaba estacionaria; y solo al cabo de muchos años se pensó en reconocer lo que habia sido ocupado.
Palabra del Dia
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