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Actualizado: 18 de junio de 2025
Se trataba de un piso entresuelo muy bajo, no habia puerta en los balcones que daban á la calle, uno de los cierros de cristales carecia de pestillo.... ¿Cómo era posible que mi mujer, la más medrosa de las mujeres, se resignara á pegar los ojos en un cuarto, expuesto al antojo del primer transeunte?
Fermo, si siempre ha sido así, ¿por qué te me tuerces? ¿Por qué te me escapas? Si no hay tal, madre. Sí hay tal, Fermo. No eres un niño, dices... es verdad... pero peor si eres un tonto.... Sí, un tonto con toda tu sabiduría. ¿Sabes tú pegar puñaladas por la espalda, en la honra? Pues mira al Arcediano, torcido y todo, las da como un maestro... ahí tienes un ignorante que sabe más que tú.
El doctor abrió la camisa y aplicó un extremo de la trompeta, inclinándose para poner su oído en el otro. «No te muevas... Ahora, respira fuerte... da un suspiro, pero un suspiro grande, como los de los enamorados». Me parece que tú estás de guasa. Pepe, por Dios, mira que esto es serio, muy serio. Llevo más de diez noches sin pegar los ojos, y tu dichoso digital no me alivia nada.
Cayó nuevamente en profundo sopor, y Almudena, que había requerido el palo con intenciones de usarlo como infalible remedio de la embriaguez, tuvo lástima y suspiró fuerte, mascullando estas o parecidas palabras: «Pegar ti otro día».
Prosuponga vuestra merced que me manda llevar a la cárcel, y que en ella me echan grillos y cadenas, y que me meten en un calabozo, y se le ponen al alcaide graves penas si me deja salir, y que él lo cumple como se le manda; con todo esto, si yo no quiero dormir, y estarme despierto toda la noche, sin pegar pestaña, ¿será vuestra merced bastante con todo su poder para hacerme dormir, si yo no quiero?
Habían sido rústicos del campo, obreros de fábricas, dependientes de comercio, alemanes glotones de intestino inconmensurable que veían en la guerra una ocasión de satisfacer sus apetitos, de mandar y pegar á alguien, después de pasar la vida en su país obedeciendo y recibiendo patadas.
La mayor parte de ellas eran frescas y robustas más que hermosas, pero algunas merecían el nombre de tales. Los movimientos eran vivos, sueltos, graciosos: el que más le agradó a Miguel fue uno que consistía en pegar los brazos al cuerpo y dar vueltas a la danza, saltando a pie juntillas. En torno de ellas había bastantes mirones, hombres y mujeres.
En su semblante brilla la salud y la robustez, su fisonomía indica el bien-estar, tiene una muy linda moza para su recreo, y me parece muy satisfecho con su hábito de diaguino. Por Dios santo, caballero, respondió fray Hilarion, que quisiera que todos los Franciscanos estuvieran en el quinto infierno, y que mil veces me han dado tentaciones de pegar fuego al convento, y de hacerme Turco.
Pero entre ellos quien sobresalia mas que todos era D. Juan Montesinos, que decia á grandes voces: "Vayan hombres y mugeres á mi casa, y saquen leña y paja para pegar fuego, y acabar con estos traidores chapetones:" lo que practicaran inmediatamente, incendiando los balcones y tienda principal, con lo que, obligados á salir por los tejados aquellos infelices europeos, se pasaron á las casas inmediatas.
Por lo demás, esto es lo que quería decir al señor respondió Alain inclinándose con gracia; he aprendido al servicio de estas señoras, que la nobleza de los sentimientos vale tanto como la otra, y en particular la del señor Conde Castennec, que tenía la debilidad de pegar á sus criados. Es lástima que la señorita no pueda casarse con un noble de buen nombre.
Palabra del Dia
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