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Señora, yo no he dormido ¿sabe?; pero he almorsado con varios amigo debaho de uno y no nos ha pasao . Entonces, ¿cómo se suicida Sélika en La Africana acostándose a la sombra de ese árbol? Eso es una patraña, una invensión de los poeta ¿sabe? Será una cosa bonita, pero no tiene nada de verdá.

Tiene unas manos de plata y unos hígado que antes de consentir en que nadie le ponga el pie delante se está sobre la escalera tres días con tres noche... Pero es muy encogío él de su natural, y cuando ha hecho una cosita bien, ¿sabuté?, no la cacarea, como otros... ¡Si no fuese lo arrastrao que es y la mala entraña que tiene, habría que meterle en un fanal!... ¡Hemos pasao cada crujía, señorito! ¡Qué crujía!

Temo que le quiten el destino que tiene en la biblioteca del Senado, y quisiera estar prevenida para parar el golpe. ¿Sabes si es esa la razón de que esté hace ya muchos días tan tristón? ¿De veras no puedes decirme nada? Pateta cayó en la red. Yo, de eso del destino, no : preguntaré. Por lo demás, no qué le pué haber pasao.

Si usted se echa á andar ahora, llegara allí pasao mañana por la noche. Con que no tenga usted prisa.... , señor, tengo prisa; y aunque esté lejos, he de ir en seguida ¿Quiere usted hacerme el favor de decirme por dónde debo ir? Miste: coge usted esta calleja arriba, siempre pa arriba ... pero yo la voy á llevar á usted.

El domingo pasao tuve yo que ir a trabajar medio día, porque había prisas, y luego le yevé al señor Pepe unas pruebas a su casa; y como era domingo, y yo, aunque me esté mal el decirlo, soy corneta del batallón de Voluntarios de la Libertad de mi barrio, fui de uniforme, no tener que andar dos veces el camino.

El mes pasao estaba yo en el cortijo de las Sinco chimeneas almorzando como estoy aquí, aunque sin tan güena compaña, cuando vi venir seis siviles de a pie. Estoy sierto de que no sabían que estaba yo allí y que venían sólo por refrescá. Una mala casualiá; pero ni ellos ni yo podíamos huir el bulto en presensia de toa la gente der cortijo.

Pero ¡ay! que no me la quita nadie: que es ella la que se va... He pasao los días vigilando de lejos la torre de Marchamalo. ¡Las copas que llevo bebías en el ventorro de la carretera y que se me golvían veneno al ver bajar o subir a alguien la cuesta de la viña!... He pasao las noches tendido entre las cepas, con la escopeta al lado, dispuesto a meterle un puñao de postas en el vientre al primero que se acercase a la reja... Pero no he visto más que a los mastines.

Toos los ricos que juesen así. Mi pare trabajó pa él, y nos hablaba de su cariá. Yo he pasao unas calenturas en un chozo de pastores de una dehesa suya. Lo ha sabío él, y no ha dicho na.

Era cerca del amanecer, y el capataz, echando mano a su escopeta, abrió una ventana. Un hombre en mitad de la plazoleta sosteníase agarrado al cuello de su jaca, que respiraba jadeante, con las piernas temblonas, como si fuese a desplomarse. Abra usté, padrino dijo con débil voz. Soy yo, Rafaé, que vengo jerío. Pa , que me han pasao de parte a parte.

¡Esto que es güeno! exclamaba, ensanchando con una sonrisa su faz carillena . En la vía me ha pasao na igual. El rudo jinete parecía conmovido y turbado al mismo tiempo por el carácter femenil del presente. ¡Rositas a él!... Tiró de las riendas de la jaca. Salú a toos, cabayeros. Hasta que nos gorvamos a ve... Salú, güen mozo. Arguna vez te echaré un cigarro si pones una güena vara.