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Actualizado: 19 de junio de 2025
Se había educado en Inglaterra, y había viajado mucho por Europa, con largas detenciones en París, en Baden-Baden, Monte Carlo y otros sitios no menos famosos de recreo. De todas estas excursiones y paradas había sacado copiosos frutos, como lo acreditaban sus vicios dominantes, sellado alguno de ellos en la cara con hondas cicatrices, y en el cráneo con una calva precoz.
De la otra parte de esta laguna, las aguas, que se mantienen un momento paradas, cambian de direccion; así es que en vez de proseguir aguas arriba, se sigue el curso natural de la corriente.
Las jornadas se sucedian lentamente por las frecuentes paradas que hacian mis remeros, los que á pesar del ascendiente que yo habia llegado á tomar sobre ellos, saltaban muchas veces á tierra, sin querer obedecerme, para perseguir por entre los bosques, ya las bandadas de pavas del monte, ya los javalíes, ya una tropa de grandes marimonos, que agenos de conocer el daño parecian salir á nuestro encuentro brincando alegremente por sobre los árboles, hasta que una tardía y dolorosa esperiencia les enseñaba á desconfiar del hombre.
Quitó los rayos de la faz divina, Mostróse en calzas y en jubon vistoso, Porque dar gusto á todos determina. Seguiale detras un numeroso Esquadron de doncellas bailadoras, Aunque pequeñas, de ademan brioso. Supe poco despues, que estas señoras, Sanas las mas, las menos mal paradas. Las del tiempo y del sol eran las horas.
Parecía observarlos con particular interés; algo inclinada bien adelante, seria, con la mirada fija, absorbíase por completo en la contemplación de las paradas y réplicas cambiadas entre los adversarios. Pero, sobre todo, era cuando su marido estaba en escena, que se le veía prestar la más profunda atención, tan profunda, que llegaba a contrariar hasta a su propio marido.
Llegó segundo el «rosillo» montado por su dueño, Lucas Bando, que había tomado varias «paradas» dando «fila» con su cacaballo y que al bajar de éste dijo a gritos: ¡Meten un caballo de sangre y así qué gracia!... Con un animal de la estancia... ¡«Pchá» que son vivos!...
Todas las luteras están paradas, señora... porque, naturalmente, o se muere poca gente, o no les echan papeletas... Hombre dijo a su marido, haciéndole estremecer , ¿qué haces ahí con la boca abierta? Desmiente. Ido, que estaba oyendo a su mujer, como se oye a un orador brillante, despertó de su éxtasis y se puso a desmentir.
Por lo pronto exclamó el alférez , ha acabado de maravillarme nuestro nuevo amigo, ¿sabéis que hace cosas que no las creyera si no las viese? ¡Ira de Dios y qué modo de tener la punta de la espada en todas partes, y de tener siempre las paradas donde hacía falta! ¡y cortas, vive Dios! ¡paradas de valiente! Es mucho mozo. Pero esta chica es mejor moza. ¡Ah! ¡os gusta á vos también, señor Velludo!
En sus diversos altos y paradas, que disponía siempre aquel de los seis caciques más conocedor del terreno electoral que iba a pisarse, no encontró siempre don Simón un albergue tan placentero como el del hidalgo, ni muchos tipos que se le parecieran en la nobleza del carácter. ¡Cuánto abundaban los traficantes en votos y los especuladores en candidaturas!
¡A ver!... ¡esa gente!... ¡Si no quieren churrasquear! gritó Melchor desde la puerta del jardín y el grupo abigarrado y cadencioso se dirigió hacia el monte discutiendo a voces las condiciones de los caballos, que los muchachos paseaban a morral: ¡Le tomo! amigo, dos paradas de a peso al «rosillo» contra el «malacara»... Doy tres a dos al «gateao», contra el que raye.
Palabra del Dia
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