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Actualizado: 17 de mayo de 2025


Eché mano al bolsillo para pagar, y entre tanto decia para mis adentros: si yo he venido aquí con el fin de comer, no más que de comer; ¿qué necesidad tengo de pagar un papel azul, con canto dorado y aguas inglesas? ¿Qué necesidad tengo de pagar una lista encuadernada en forma de libro, con una cubierta magnífica? ¿Por qué he de pagar un frac que no me pongo, y una corbata que no he tocado, y una pomada que no he olido?

22 Jesús le dice: No te digo hasta siete, mas aun hasta setenta veces siete. 23 Por lo cual, el Reino de los cielos es semejante a un hombre rey, que quiso hacer cuentas con sus siervos. 24 Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. 25 Mas a éste, no pudiendo pagar, mandó su señor venderle, y a su mujer e hijos, con todo lo que tenía, y pagar.

Necesita dinero para la primera expedición a Tucumán, y pide al tesorero de la Casa de la Moneda 8.000 pesos por cuenta de sus acciones, que no había pagado; en Tucumán pide 25.000 pesos para pagar a sus soldados, que nada reciben, y más tarde pasa la cuenta de 18.000 pesos a Dorrego para que le abone los costos de la expedición que había hecho por orden del gobernador de Buenos Aires.

Pero, hombre, castigue usted a ese animal gritaba don Fermín al cochero . Mire usted que voy calado hasta los huesos... y quiero llegar pronto a mi casa. El cochero, ante la perspectiva de una propina, descargó dos tremendos latigazos sobre los lomos del rocín, que vino a pagar así la ira concentrada por tantas horas en el pecho del Provisor.

¡Pues se destruyen! contestó fríamente Simoun. ¿Y el dinero para pagar á los trabajadores...? No se pagan. Con los presos y los presidiarios... ¡Ca! ¡no hay bastante, señor Simoun!

Mi tía iba algunas veces a C *, la ciudad más próxima al Zarzal. Pero como yo deseaba ardientemente acompañarla, no me llevaba nunca. Los únicos acontecimientos de nuestra vida eran la llegada de los arrendatarios que venían a pagar censos y arrendamientos y las visitas del cura. ¡Oh, qué excelente hombre era mi cura!

El valeroso hidalgo vivió muchos años, muchos; llegó a alcanzar el gobierno de don Luis, el nieto de Colón, y su madre la virreina gobernadora... A la hora de la muerte, al redactar en Valladolid su heroico testamento, declaraba con amargo orgullo que, pudiendo ser por sus trabajos el más rico hombre de la isla si los descendientes del Almirante hubiesen cumplido sus promesas, era el más pobre de ella, pues no tenía ni una casa en que vivir sin pagar alquiler.

Y así me parece que, teniendo presente lo que emplean en la iglesia, la conmiseración con que Su Majestad mira a estos naturales y la miseria de ellos, lo que deberían pagar por ahora hasta que estuviesen en otro estado, me parece, debía ser a razón de 4 reales por cada tributario de los que hay en cada pueblo; así se proporcionaría mejor y con más igualdad la satisfacción de los diezmos, y aun quedando tan moderados, considero se duplicaría su monta, porque ahora sólo importa 3.000 pesos, y creo que en esta forma llegaría a 6.000, o faltaría poco.

Si un deudor se niega á pagar una deuda reconocida, paga por la primera falta el doble, por la segunda el triple y por la tercera queda hecho esclavo ó paga con su pellejo.

Ellas viven donde les conviene, me respondió, solo que, siendo menos miserables, pueden pagar alojamiento en las piezas altas, sin que por eso sea su degradacion muy inferior á la de los mendigos de los subterráneos.

Palabra del Dia

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