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Actualizado: 12 de junio de 2025
Yolanda volvió entonces, con los ojos bajos, con la expresión de una inocente injustamente acusada. La pobrecita criatura me dio lástima; para cambiar violentamente de conversación, abordé el capítulo de los intereses. Las señoras despejaron la mesa en silencio, el viejo emborró su pipa, negra como un carbón, y pareció dispuesto a escucharme pacientemente.
La coquetería es infinita. Don Diego esperaba pacientemente que Germana le comprendiese. Era demasiado delicado y demasiado orgulloso para importunarla con sus cumplimientos, pero siempre estaba dispuesto a dar el primer paso cuando ella le llamase con la mirada. Para la joven se había hecho ya una dulce costumbre el espectáculo de aquella amistad discreta y silenciosa.
Este se esquivó prontamente, juzgando que su capitán no estaba aún en una situación de espíritu bastante apacible para soportar pacientemente sus eternas contradicciones. Cálmese, Kernok dijo tímidamente Melia . ¿Cómo se encuentra usted ahora? Muy bien, muy bien. Estas dos horas de sueño han bastado para calmarme y desechar las ideas tontas que esa maldita bruja me había metido en la cabeza.
Cuando llegué al fin, sano y salvo á la parte opuesta, sentí no haber tenido la buena idea del campesino austríaco, que esperaba cándida y pacientemente sobre las orillas del Danubio, que el río cesara de correr: algunas horas después de mi paso, el Chiruá no era más que un débil hilo de agua, serpenteando por entre las piedras, que hubiera podido franquearse saltando de una á otra orilla.
La calle, con sus tiendas estrechas y lóbregas y sus casas de poca altura, hacía recordar la tortuosa vía de una población árabe. Algunas carretas permanecían detenidas á las puertas de las tabernas, moviendo los bueyes sus colas y bajando las testuces pacientemente, mientras adentro gritaban los conductores ante los vasos de vino.
»No obstante su respeto por aquella recomendación sagrada, y sobre todo su timidez natural, aumentada aún por el carácter despótico e impetuoso de aquel hombre, la imponían una especie de sumisión, soportando pacientemente sus impertinencias y disimulando en parte la aversión que le inspiraba.
Los cuatro idiotas, la mirada indiferente, vieron cómo su hermana lograba pacientemente dominar el equilibrio, y cómo en puntas de pie apoyaba la garganta sobre la cresta del cerco, entre sus manos tirantes. Viéronla mirar a todos lados, y buscar apoyo con el pie para alzarse más. Pero la mirada de los idiotas se había animado; una misma luz insistente estaba fija en sus pupilas.
Empezó luego a registrar los pliegues de su blusa entre extrañas contorsiones y muecas. Después de algunos momentos, sacó de Dios sabe dónde un delantal de niña, que colocó sobre el cesto, diciendo: Olvidar una pieza lavadero. Y comenzó de nuevo su registro. Por último, el éxito coronó al parecer sus esfuerzos; sacó de su oreja derecha un pedazo de papel de seda pacientemente arrollado.
A mediodía, una visita a los viejos amigos queridos, que esperan dulce y pacientemente y que, para recibiros, toman la sonrisa de la Joconda, se envuelven en los tules luminosos de la Concepción, o despojándose de sus ropas, ostentan las carnes deslumbrantes de Rubens.
En los Cuarenta y cinco se tenían noticias directas de él, lo mismo que si fuese un matador de toros. El Plumitas estuvo anteayer en mi cortijo decía un rico labrador . El mayoral le dio treinta duros, y se fue luego de almorzar. Toleraban pacientemente esta contribución, y no comunicaban las noticias mas que a los amigos.
Palabra del Dia
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