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Actualizado: 10 de mayo de 2025
Los juglares, según se deduce de varias leyes de las Siete Partidas, se dividen en dos clases: decláranse infames los remedadores, bufones y juglares, que cantan en las calles por dinero ó ejercitan sus artes públicamente, exceptuándose de este anatema á los que tañen instrumentos, ó cantan para solaz de los ricos ó reyes, ó por recreo propio . Otra nos habla también de las juglaresas .
¡Dorotea! Cabalmente, Dorotea; esa pobre niña que es tu querida públicamente, y mi corazón, mi alma en secreto. ¿Qué sois vos de esa mujer? ¡Qué soy yo! ¡su padre! ¡su hermano! ¡su mártir! ¡Ah! La amo... más que á mí mismo: la deseo con todo mi deseo, con toda mi sed de gozar, y sin embargo, devoro y comprimo mi deseo. Vivo de su felicidad, y sus lágrimas me despedazan el alma.
Da licencia á las bandas de ladrones para entregarse públicamente á sus excesos, y dispone que los matrimonios se anulen de cuatro en cuatro años; disuelve el Senado, obliga á los senadores á vestirse de mujeres para burlarse de ellos, y renueva la herejía de los Iconoclastas.
En él el duque de Osuna, de su propio puño y letra, declaraba ser hijo suyo natural, el conocido por hijo del capitán inválido de infantería española Jerónimo Martínez Montiño, conocido bajo el nombre de Juan Montiño; le reconocía públicamente, le daba su apellido y los derechos que como á tal hijo natural suyo le correspondiesen; firmaban como testigos Jerónimo Martínez Montiño y un Diego Salgado, ayuda de cámara del duque.
No tuvo tanto cuidado el jeque de inviarnos los que se iban á él de nuestro campo á tornar moros, que fueron tres ó cuatro mozuelos mal informados. No solamente no los inviaba, pero teníaselos en su casa públicamente, que los viesen todos los cristianos que iban á negociar con él. Dende á dos días tornaron á tocar arma á las compañías questaban de guardia fuera del campo, sin haber otra cosa más.
A los oidos de los Emperadores Andronico y Miguel llegó lo que Roger públicamente dijo; y ofendidos gravemente, quisieron con el ejército que tenian junto en Andrinopoli acometer el de los Catalanes, pero Andronico á persuasion de Azan cuñado de Roger; á quien poco antes habia dado la dignidad de Panipersebastor, mandó á su hijo que no lo ejecutase, esperando siempre por medio de su sobrino reducir á Roger, á quien Azan escribió la justa indignacion del Emperador, y que la mayor disculpa que podria dar seria pasar el ejército en Asia, y comenzar la guerra.
Todas esas mujeres son como estatuas, á juzgar por su exterior. Feliz el viajero que, sabiendo estimar su propia dignidad y toda la santidad y el espiritualismo del amor, desdeña á esas mujeres, mercancías que se venden públicamente al mejor postor, sin pensar en el hospital que las aguarda para el tiempo de la miseria, la fealdad y el remordimiento!
Ora fuese resultado de su carácter extravagante, ora procediese de un prurito de resucitar añejas y olvidadas costumbres de la nobleza, ó simplemente por apartarse del vulgo, lo cierto es que su excelencia rodeaba á la condesa públicamente de un aparato de ceremonia y homenaje que recordaba los buenos tiempos de la caballería ó la refinada cortesanía de los salones de Luis XIV.
Su delito le daba horror y no quería volver a verle ni hablarle en la vida; pero le amaba aún con cariño de hermana y presentía que ello acibararía con algo como remordimiento las mayores venturas que pudiera alcanzar sí no evitaba que Antoñuelo fuera procesado, deshonrado públicamente y condenado a presidio.
El ciudadano respondió: »-Las más estrañas que muchos días ha se han oído en ella; porque se dice públicamente que Lotario, aquel grande amigo de Anselmo el rico, que vivía a San Juan, se llevó esta noche a Camila, mujer de Anselmo, el cual tampoco parece.
Palabra del Dia
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