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Las hostilidades de que fueron objeto los sacerdotes y soldados, la alevosa muerte que dieron los isleños á más de uno, y las dificultades que oponían, ora en la resistencia pasiva, ora en el éxito de las armas, motivaron el que poco á poco, y á medida que llegaban las naos se fuera aumentando el personal de guerra, y que el inofensivo y modesto establecimiento que se levantó en un principio, se perfeccionara tomando el carácter que distingue la conquista, y la persuasión, las armas y la fe, la suavidad de los principios del cristianismo, y los mortíferos estragos de la metralla; participando bien pronto el establecimiento de la abadía y del fuerte; del campanario y de la atalaya; de la cruz y de la espada.

De esto ha nacido el que Lock tuviese muchos contradictores, entre los quales es muy señalado Leibnitz, que gustaba de algunas cosas de esta Obra, y le desagradaban muchas: es verdad que se convenian en algunas opiniones, y se oponian en otras.

El ocio noble era la inversión del tiempo que oponían, como expresión de la vida superior, a la actividad económica.

Conocia el inmediato peligro de todo el Perú, si se malograba aquel corto refuerzo de veteranos, lo árduo de la empresa que iba á emprender, los obstáculos insuperables que se le oponian, y el ningun recurso que le quedaba en caso de ser batido.

Sólo diré que apenas se introdujo allí el conocimiento de la ley cristiana, cuando en breve tiempo se hizo maravilloso fruto; y en tanto que hubo allí hombres de virtud, fué en aumento la piedad y religión; pero después que la codicia de los españoles oprimió con exceso á los pobres inocentes indios, se dieron á la desesperación para librarse de aquel cautiverio en que los tenían los españoles que los gobernaban, á que se oponían los Jesuitas con todo esfuerzo, por ser contra lo que repetidas veces tienen ordenado nuestros católicos monarcas.

Al cabo, el poeta, ya recobrado de sus achaques, llega á París para dirigir por mismo los ensayos y decorado de su obra; y cuando parece que las dificultades que se oponían al estreno están vencidas... muere Coquelin.

El escribano, D. Jaime y otro de los que allí se hallaban sostenían la causa de los vecinos y se oponían a que se les gravase, alegando que la fábrica aún tenía algunos fondos: el maestro y Celesto defendían la del cura. Al fin terminó éste su plática, y prosiguió la misa. Todos volvieron a sus primitivos puestos.

A las doce empezaba la partida de baccará; ella había solicitado la banca, pero los reglamentos del club se oponían á su pretensión. ¡Pobres mujeres! Hasta en el juego estaban condenadas á una inferioridad degradante. Podían perder su fortuna confundidas en la masa de los «puntos», pero les estaba vedado ser banqueras.

El ingeniero, escuchándole, veía el cuadro de la villa, aburrida sobre el montón de sus riquezas, bostezando con tedio monacal en medio de una prosperidad loca. Los ricos aumentaban su fortuna, sin otro goce que el de la posesión; adornando sus casas con un lujo que nadie había de admirar, pues el retraimiento de la raza y los escrúpulos religiosos se oponían á las fiestas de sociedad.

Así se esplicaba este rebelde, para seducir á los pueblos, engrosando su partido, y con mano armada pasando á los filos de su cólera á cuantos se le oponian, invadió las provincias de Azangaro, Carabaya, Tinta, Calca y Quispicanchi, que por fuerza ó de grado se declararon sus partidarias, á cuyo ejemplo siguieron el mismo rumbo las de Chucuito, Pacajes, Omasuyos, Larecaja, Yungas y parte de las de Misque, Cochabamba y Atacama.