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Actualizado: 16 de mayo de 2025
»Ese día, por fortuna, era el santo del duque de Arcos; y aquella tarde, todavía me acuerdo, aunque apenas tenía doce años, mi tío me dijo con aquella voz terrible que me llenaba de espanto: »¡Vamos, Juanita! ¡diviérteme! ¡Canta una barcarola! »¡Sí, señora! exclamó vivamente Gerardo, a quien la música le hacía olvidarlo todo. Cante usted el aire de Pórpora: O pescator felice.
Cuando mis compañeros despertaron halláronme ocupado en mirar la estela. ¡Qué hermoso tiempo! exclamó Magdalena con una efusión que la revelaba dichosa. Capaz de hacer olvidarlo todo añadió Oliverio. Que no me causaría pena... ¿Sería usted hombre como para tener preocupaciones? le preguntó el Conde sonriendo. ¿Quién sabe? repuso Oliverio. El viento no se levantó.
Y no creas que usaba términos literarios, ni frases de libro; todo se reducía a confesarle sencillamente lo que sentía, lo imposible que sería olvidarlo nunca, sucediera lo que sucediera; y esto lo escribía con una confianza tan pura, y con tal modo, que ningún hombre, en el caso de José Luis, hubiera podido dejar de enamorarse, aunque Laura fuese una muchacha fea en vez de ser, como es, la más linda de nosotras tres.
Cristián ha reparado un momento de abandono con muchos meses de perseverancia y si estoy ahora entre vosotras, á el se lo debemos, no hay que olvidarlo. Nunca sabréis, pues yo mismo lo ignoro, los prodigios de inteligencia y de valor que ha tenido que hacer para llegar á libertarme.
Lo había desesperado con sus crueldades, impulsándolo a la muerte. Había que olvidarlo todo. Y su alma sencilla asomaba a los ojos con una expresión abnegada y cariñosa, mezcla de amor y ternura maternal. Gallardo parecía empequeñecido por el dolor, flaco, pálido, con un encogimiento infantil. Nada quedaba del mozo arrogante que enardecía a los públicos con sus audacias.
Sarto, al oírme, tomó y estrechó mi mano. A la mañana siguiente di algunas órdenes y me sentí más satisfecho que nunca. Había puesto manos a la obra, al trabajo, y éste, ya que no cura el amor, es por lo menos como un narcótico que nos permite olvidarlo temporalmente.
Pero aunque sea de paso, no quiero dejar de hacer mencion de una pintura que nos ha impresionado vivamente. No recuerdo en qué sacristía he visto aquel cuadro; pero recuerdo que lo he visto para no olvidarlo jamás.
Es como si me traspasaran el corazón a puñaladas. Consolaos, Marta, eso no volverá a suceder jamás; si alguna vez Federico llega a aproximarse, pediré auxilio y escaparé al instante. Hasta me empeñaré en olvidarlo por completo. No, no; te equivocas, mi querida Elena; ése no es el motivo de mi melancolía respondió Marta.
Los otros remedios produjeron el mismo efecto y, siempre tras un corto alivio, el dolor volvía a empezar con redoblada fuerza. Durante los escasos momentos de tregua, Ben-Tovit procuraba olvidarlo completamente, poniendo el pensamiento en su nuevo asno; pero cuando se hacía sentir otra vez, empezaba a gemir, a insultar a su mujer y a decir que se iba a romper la cabeza contra la pared.
Todavía aquel corazón angelical perdonaba fácilmente lo que reputaba por injuria; mas ya había dado un paso adelante, ya le era imposible olvidarlo por completo.
Palabra del Dia
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