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Actualizado: 16 de septiembre de 2025
Mi actitud debía demostrar, sin embargo, lo que ocurría en mi interior. ¡Demasiado tarde!... Podemos sufrir y aceptar el sufrimiento; podemos desesperar y vivir en la desesperación, pero ante la idea de que la felicidad hubiera sido para nosotros; de que la fortuna ha pasado a nuestro lado; de que para obtenerla sólo teníamos que extender la mano, que decir una palabra, y que hemos retirado la mano, y proferido ¡demasiado tarde! la palabra; ante esa idea el corazón cesó de latir...
Después de cumplir una condena, lo que ocurría infaliblemente una vez cada treinta o cuarenta días, la mujer napoleónica estaba cohibida y como avergonzada entre sus compañeras, poniendo toda su atención en las obligaciones, demostrando un celo y obediencia que encantaban a las madres. Durante cuatro o cinco días desempeñaba sin embarazo ni fatiga la tarea de tres mujeres.
Pep sonrió levemente al adivinar lo que ocurría, y habló al oído del señor. «Nada: lo de todos los bailes. Había peligro, y los atlots ponían en seguridad sus arreglos.» Estos «arreglos» eran las pistolas y los cuchillos que llevaban los muchachos como testimonio de ciudadanía.
Después de oír, acerca de su salud, todas las vulgaridades hipocráticas con que el sano trastea al enfermo, como aquello de es nervioso... pasee usted... yo también estuve así, Feijoo abordó la cuestión, y por zancas y barrancas, soltando lo primero que se le ocurría, llegó a decir que él se había propuesto, por pura caridad, negociar la reconciliación.
En estas visitas ocurría la particularidad inexplicable de que D. Benigno no hablaba de Sola ni de cosa alguna que con el cansado matrimonio tuviese relación.
Cuando le ocurría el tener que faltar a aquella misión de casi todos los días, que ella cumplía con el entusiasmo de un médico que se sacrifica, al otro día me pedía excusa como si se tratara de una falta. Había llegado a no saber si debía aceptar la dulzura de tan terrible socorro. Sentía deslizarse en mí tales perfidias que ya no me era dado discernir en qué medida era culpable o desgraciado.
El proverbio dice que quien prueba mucho no prueba nada, y esto ocurría a doña Luz no bien demostraba que, no sólo el Padre estaba enamorado de ella, sino que ella estaba enamorada del Padre. Se examinaba el alma, se interrogaba el corazón, y como le respondían que no amaban al Padre, volvía a creer que sólo su presunción podía hacerle imaginar que el Padre la amase a ella.
Por mi parte, como la viuda de García Grande me era aún punto menos que desconocida, pues mi familiar trato con ella se verificó más tarde, en los tiempos de Máximo Manso, mi amigo, todo cuanto aquella señora dijo me lo tragué, y lo menos que me ocurría era que estaba hablando con el más próximo pariente de S. M. Aquel derribar de tabiques y aquel disponer obras y mudanzas, hicieron en mi candidez el efecto de un lenguaje regio hablado desde la penúltima grada de un trono.
Sin salir del colegio sabía también cuanto ocurría en Madrid, hasta interioridades de familias que a nadie importaban; pero, por lo visto, para las madres no había secretos; así que, los domingos de salida, don Luis se maravillaba escuchando a su hija cosas que él no oía ni a los murmuradores del Casino.
Cuando Antonia se quedaba en su cuarto y Amaury preguntaba por ella, bastaba aquella simple muestra de interés debido a la amistad para provocar una respuesta agria y desabrida. Cuando Antonia estaba presente y a Amaury se le ocurría mirarla, poníale mala cara Magdalena, y le hacía bajar con ella al jardín.
Palabra del Dia
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