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Actualizado: 15 de junio de 2025


Y para el alma pura o ápice del alma para la suprema porción de entendimiento y del afecto, porción toda espiritual y divina, simple inteligencia o mente, había estado doña Inés sin ministra durante largos años, hasta que por último la había hallado o la había creído hallar en Juanita la Larga, a quien tan injustamente despreció y odió de oídas y al verla por vez primera.

Ciertas alusiones, oídas en conversaciones íntimas, le hicieron después relacionar la tragedia con el aislamiento en que vivía acaso desde entonces la familia de Aliaga, y fijar su reflexión sobre la singular circunstancia de que, con la muerte de su padre, terminó toda amistad entre aquella familia y la suya, a pesar de unirlas algún parentesco.

Yo por bien tengo que cosas tan señaladas, y por ventura nunca oídas ni vistas, vengan a noticia de muchos y no se entierren en la sepultura del olvido, pues podría ser que alguno que las lea halle algo que le agrade, y a los que no ahondaren tanto los deleite; y a este propósito dice Plinio que no hay libro, por malo que sea, que no tenga alguna cosa buena; mayormente que los gustos no son todos unos, mas lo que uno no come, otro se pierde por ello.

-Eso no puede ser -replicó don Quijote-; que, por lo menos, ya me has dicho que la viste ahechando trigo, cuando me trujiste la respuesta de la carta que le envié contigo. -No se atenga a eso, señor -respondió Sancho-, porque le hago saber que también fue de oídas la vista y la respuesta que le truje; porque, así yo quién es la señora Dulcinea como dar un puño en el cielo.

Había nacido para más nobles y menos provechosos cuidados; bien claro se lo decía su demonio interior, el Inteleto: «Belarmino, vamos a discurrir cosas nunca oídasSu deber era abandonarlo todo, vivir de limosna, sufrir penalidades, dormir bajo los porches, alimentarse de hierbas, con tal de seguir la voz del Inteleto y dar con aquellas cosas nunca oídas que el geniecillo interior le prometía.

Eran enseñanzas oídas a graves varones que habían pasado meses enteros tras un ribazo o al abrigo de un tronco, con la culata junto a la mejilla y el ojo en el extremo del cañón, desde la puesta del sol hasta la aurora, aguardando a un antiguo amigo. No; al Capellanet no le gustaba esta puerta con su escalera al aire libre.

» Siéntate me dijo en cuanto me tuvo delante , y cierra esa puerta, porque tenemos que hablar despacio sobre cosas que no deben ser oídas. »Extrañome la advertencia; pero cerré la puerta y me senté sin decir una palabra. » ¿Sabes me preguntó en seguida , cómo ha quedado nuestro caudal a la muerte de tu padre?

No consintamos que el premio de nuestros servicios se distribuya por mano de sus ministros, y gobernadores, en quien siempre puede más la pasion que la verdad, más su particular interés que la comun utilidad, porque tratan las provincias como quien las ha de dejar, y como en la posesion temporal de ajena propiedad gozan de los presente, sin ningun cuidado de lo venidero, y más estando el rey tan apartado, á quien nuestras quejas llegarán tarde cuando sean oidas, y los socorros tan á tiempo como el que ahora nos envia, despues de seis años que con grande instancia se lo pedimos.

Todos los monstruos, tanto españoles como extranjeros, conocían de oídas a nuestro retirado coronel, y en cuanto ponían el pie en Sarrió, a su casa iban a llamar. El los acompañaba a ver al alcalde, los presentaba en el Saloncillo, los recomendaba al propietario del almacén donde pensaban exhibirse, y casi siempre encabezaba la suscripción para pagarles el viaje.

15 Y cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos, también como sobre nosotros al principio. 18 Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida. 21 Y la mano del Señor era con ellos; y creyendo, gran número se convirtió al Señor.

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