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-Bueno, entonces vayamos los tres juntos y tengamos la misma suerte; pero hay que someterse a una dirección; si no, es imposible. - mandas-me dijeron los dos-. Te obedeceremos. ¿De manera que me nombráis el jefe? -. -Bueno. Pues desde ahora os advierto que me separaré del que no siga mis órdenes, sea en el camino, en el mar o en cualquier parte.

Pues tengo para que tampoco están de más los soldados, observó Gualtero. De otra suerte ¿cómo podrían esos artistas que nombráis proteger y conservar los productos de su genio? De los cuales tenemos no pocos á la vista, agregó Roger. ¿Son todos estos trabajos de vuestra mano? Todos. Notaréis que algunos están concluídos en diferentes placas, que unidas forman cuadros de gran tamaño.

Si nombráis a Dios, llamadle por su nombre, y no con los que están hoy de moda, Ser Supremo, Suprema Inteligencia, Moderador del Universo y otros de este jaez. ¡Cómo, señora tía! exclamó Rafael , ¿negáis a Dios sus poderes y sus prerrogativas? No por cierto respondió la marquesa ; pero en el nombre Dios se encierra todo. Buscar otros más altisonantes es lo mismo que platear el oro.

»En lo que toca el poner anotaciones al fin del libro, seguramente lo podéis hacer desta manera: si nombráis algún gigante en vuestro libro, hacelde que sea el gigante Golías, y con sólo esto, que os costará casi nada, tenéis una grande anotación, pues podéis poner: El gigante Golías, o Goliat, fue un filisteo a quien el pastor David mató de una gran pedrada en el valle de Terebinto, según se cuenta en el Libro de los Reyes, en el capítulo que vos halláredes que se escribe.

Mandadme dar cena y lecho repuso Quevedo, sentándose otra vez en el sillón que habla dejado, como si se encontrara en su casa. No os he soltado de San Marcos para encerraros otra vez dijo Lerma . Quiero que seamos amigos. ¡Ah, condesa de Lemos! exclamó Quevedo. ¿Por qué nombráis á mi hija, cuando os hablo de otros asuntos? dijo con el acento de quien se siente contrariado, el duque.

Una persona de quien nos podamos fiar, ¿no es eso? ¿Un soldado, un hombre que haya estado en la guerra y que sepa aprovechar la ventaja de nuestras posiciones? Pues bien, ¿por qué no nombráis a Hullin? ¿Hay alguno que sea mejor? Que se levante en seguida y decidiremos. Por mi parte, propongo a Juan Claudio Hullin. ¡Eh! ¡Allá abajo! ¿Lo oís?

¡Los que quieran a Juan Claudio Hullin por jefe que levanten la mano! No se vieron mas que manos en el aire. Juan Claudio dijo el contrabandista , sube aquí, mira..., ¡es a ti a quien quieren! El señor Juan Claudio subió acto continuo, y vio que, en efecto, estaba nombrado, e inmediatamente, con voz firme, dijo: ¡Está bien! Me nombráis vuestro jefe, y yo acepto.