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Actualizado: 30 de abril de 2025
No fué en este viaje ni en el anterior continuó el hombre de mar . Me encontré con él dos días antes de la última Navidad. Yo, en invierno, me dedico á la pesca: soy propietario de una pareja de barcas del bòu... Estábamos cerca de las islas Columbretas, cuando de pronto vimos aparecer un submarino cerca de nosotros.
Del semestre de Navidad no pudo entregar á don Salvador mas que una pequeña parte. Llegó San Juan, y ni un céntimo. La mujer estaba enferma; para pagar los gastos hasta había vendido el «oro del casamiento» las venerables arracadas y el collar, de perlas, que eran el tesoro de familia, y cuya futura posesión provocaba discusiones entre las cuatro muchachas. El viejo avaro se mostró inflexible.
Durante mucho tiempo, el misterio de Juan de Aguirre inquietó mi espíritu, y con este misterio relacionaba aquel funeral en la iglesia, con las nubes de incienso en el aire y el barco de vela colgado del crucero, como si fuera navegando hacia los fuegos de oro del altar mayor.... Una impresión semejante de misterio me producían las fiestas de Navidad.
La frase mucha artillería empleada por Cristóbal Colón al hablar de la que dejó en el fuerte de Navidad, sería relativa ó hiperbólica, como lo era al referirse á las salvas. Debe entenderse que en la fortaleza dejó toda la que montaba la nao perdida, ya que en las otras sólo de estorbo había de servirle.
Adiós; que haya salud... ¡Ah!, me olvidaba: cuidado con los tiestos de la ventana. Como yo vea rezumos de agua, la echo a usted; cuente que la echo... ¡María Santísima, y cuánta planta tiene usted aquí! Es un jardín... Me parece mucho peso... ¡Qué vistas tan hermosas! Mal año ha sido este para los puestos de Navidad. Están los pobres vendedores que trinan.
Hállanse otros autos de Valdivieso en la colección siguiente: Navidad y Corpus Christi, festejados por los mejores ingenios de España: Madrid, 1644. Este volumen, además de algunos entremeses de Luis de Benavente, y de loas de diversos autores, contiene los siguientes autos: El divino Jasón, auto sacramental, de D. Pedro Calderón.
Esto es lo que se llama música de Navidad dijo cuando Aarón hubo acabado y volvió a entrar en posesión de su bizcocho . No hay música que esté a la altura de la música de Navidad... Y ya podéis imaginaros lo que debe ser eso en la iglesia, maese Marner, con el acompañamiento del órgano y el coro. No se puede dejar de creer que ya se está en un mundo mejor.
Vemos en el Adviento como la preparación ó prólogo de este conmovedor espectáculo; después en la fiesta de Navidad, el nacimiento del divino Redentor; en la de los Inocentes y Epifanía, la importante conmemoración de su infancia y juventud; en cada una de las festividades que forman el ciclo pascual, el recuerdo de su pasión y resurrección, con sus circunstancias más notables; y por último, en la fiesta de la Ascensión, el acto final de su divina vida.
Como quiera que no sea el objeto principal de este artículo retratar al hijo mayor del tío Jeromo, hago caso omiso de todo el diálogo promovido por su despecho contra el mayorazgo, y vamos á seguir con nuestro asunto comenzado, asistiendo á la cena de esta honrada familia en la noche de Navidad.
Más tarde se muestra también en los teatros, ya intercalado en los dramas, especialmente en entremeses y sainetes, ya independiente de ellos, y sólo á la conclusión de la comedia, como sucedía en tiempo de Lope de Rueda . En las fiestas con que se celebraba la Navidad, había de haber necesariamente autos y bailes, dos al menos, ateniéndonos al acuerdo del ayuntamiento de Carrión de los Condes de 1568 .
Palabra del Dia
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