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Actualizado: 30 de abril de 2025


Á poco, acabada la fábrica del fuerte nombrado de Navidad, dice que dejó en él mucha artillería, pólvora, pertrechos y un artillero. Esto es cuanto enseña el mencionado diario, según el extracto conservado por el P. Las Casas y dado á luz por D. Martín Fernández de Navarrete en la Colección de viajes y descubrimientos que hicieron por mar los españoles.

Tiago cuando, confiscados los bienes de estos, se vendieron. Como aquel año la Navidad correspondía á luna menguante, reinaba allí oscuridad completa.

En Navidad y en Pascua de Resurrección recibía una pareja de corderos acompañados de una docena de aves de corral; en el otoño dos cerdos bien cebados para la matanza, y todos los meses huevos y una cantidad de harina, a más de los frutos de la estación.

Guióme entonces el cura a un pequeño comedor, en el que también ardía un agradable fuego, y allí nos acompañó al preceptor y a mientras que tomábamos una merienda frugal, pues no quise privarme del placer de hacer los honores a la tradicional cena de Navidad. Después, dejándome reposar un rato, salió con el preceptor a preparar en la iglesia todo lo necesario para el oficio.

Veíanse allí el Mundo, la Prudencia, la Vigilancia, la Razón, la Verdad, la Constancia, la Clemencia, la Fuerza, la Paz, la Religión y otros muchos personajes alegóricos . Los mismos Anales hacen también mención, en el año de 1532, de los autos sacramentales, que se acostumbraba representar en Sevilla en la fiesta de Navidad.

El doctor y su mujer, el tío y la tía Kimble, estaban presentes. La conversación anual de la fiesta de Navidad tuvo lugar sin ninguna omisión.

Corre, padre, friega fuerte. Y el silencio parecía indicar una viva fricción. Entonces, Juanito dijo: ¿Pasas un buen rato allí fuera, padre? , hijo mío. ¿Es Navidad mañana, verdad? , hijo mío. ¿Cómo te sientes ahora? Mejor, frota un poco más abajo. ¿Y qué es Navidad? Dime: ¿por qué es tal fiesta? ¡Oh, es un día!...

Cuando me encontré sola en mi cuarto, me dije: «¡Bueno, ahora vas a festejar la NavidadSaqué las cartas de Roberto de la gaveta en que las tenía cuidadosamente escondidas y resolví leerlas hasta una hora avanzada de la noche.

Informaba al ojo experimentado que no había gran parque ni castillo en el vecindario, pero que contaba con varios jefes de familia que podían, a su capricho, malbaratar sus tierras, sacando, sin embargo, en aquellos tiempos de guerra, bastante dinero de su mala explotación, como para llevar vida holgada y celebrar alegremente las fiestas de Navidad, de la de Pentecostés y de Pascuas.

En la farsa O clérigo da Beira notamos una escena picaresca, en que un clérigo va á caza en la noche de Navidad cantando himnos latinos religiosos, ya para sofocar los remordimientos de su conciencia, ya para ocultar á los transeuntes el objeto de su nocturna peregrinación.

Palabra del Dia

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