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XXXIX. Las mudanzas de España que ponen espanto, aluden á los escritos que circularon contra la corrupción del Gobierno y de la corte, dirigidos singularmente á la censura del tráfico que hacían Pedro Franqueza y Rodrigo Calderón, hechuras del de Lerma. Ex.^mo S.^r

Por el contrario, si el lejislador mutila y rasga la historia de un pais, destroza sus instituciones, y no respeta antiguas costumbres, todo por llevar á efecto las mudanzas que en teoría haya podido sujerirle su imajinacion, puede con la mejor buena fe, intencion y deseo, causar males de imposible resarcimiento; porque fácil y aun posible es que en tal caso el pueblo principie por murmurar, siga quejándose y lamentándose, y concluya por alzarse tan poderoso como es, y á las imprudencias del lejislador se siga la guerra con sus desastres, y la revolucion con sus crímenes.

Aunque los sentidos no nos ofrezcan la intuicion de ninguna actividad corpórea, nos presentan no obstante una continua serie de mudanzas, con un órden fijo en los fenómenos del mundo corpóreo; y si algo valen para inferir la verdadera actividad de unos sobre otros, la coincidencia de sus relaciones en el espacio y en el tiempo, la constante sucesion con que vemos que los unos vienen despues de los otros, la invariable experiencia de que para que se sigan los unos basta poner los otros; es necesario que admitamos en los cuerpos verdadera actividad.

En su carácter había algo resistente á las mudanzas de forma impuestas por la época; y así como no varió nunca su manera de hablar, tampoco ciertas ideas y prácticas del oficio se modificaron.

También la casa de Gumersindo Arnaiz, hermano de Barbarita, ha pasado por grandes crisis y mudanzas desde que murió D. Bonifacio. Dos años después del casamiento de su hermana con Santa Cruz, casó Gumersindo con Isabel Cordero, hija de D. Benigno Cordero, mujer de gran disposición, que supo ver claro en el negocio de tiendas y ha sido la salvadora de aquel acreditado establecimiento.

Las pobres señoras casi vivían en la misma estrechez que en 1822, porque las mudanzas políticas y sociales se detenían respetuosas en la puerta de aquella casa, que era sin duda uno de los mejores museos de fósiles que por entonces existían en España.

Porque podéis ser calumniado; esta gente enemiga vuestra, os teme, sabe que el rey está acostumbrado á vos, y como en el rey no hay nada más poderoso que la costumbre, como es indolente y enemigo de luchas y de mudanzas y sobre todo irresoluto y débil, usarán contra vuecencia de armas infames; se han cometido en la corte grandes desaciertos; vuestro secretario don Rodrigo Calderón ha usado y abusado de vuestro nombre y no se ha detenido en nada; se ha pretendido primero deshonrar á la reina, después envenenarla...

Recuérdense sus comedias de capa y espada, y en todas ellas se nos ofrecen los mismos resortes dramáticos: celos de amantes de ambos sexos; luchas del amor con sospechas de padres ó hermanos severos, ó con los deberes de amigos ó de súbditos; disfraces de mujeres con el velo; mudanzas de domicilio y de nombre; entradas secretas y casas de dos puertas.

Por lo primero, conocemos un substratum de mudanzas, pues todas parecen verificarse en la extension; por lo segundo, no conocemos intuitivamente ningun sujeto, sino las mudanzas mismas.

SANCHO. Tu padre dice que ya Tiene la palabra dada A un criado de don Tello: ¡Mira qué estrañas mudanzas! ELVIRA. No en balde mis esperanzas Colgaba amor de un cabello. ¿Que mi padre me ha casado, Sancho, con hombre escudero? Hoy pierdo la vida, hoy muero. Vivid, mi dulce cuidado; Que yo me daré la muerte. SANCHO. Paso, que me burlo, Elvira.