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Actualizado: 5 de julio de 2025
Y la llevó a su tocador y con maternal solicitud le puso en el pecho unos céfiros que ocultaron lo que en realidad no debía mostrarse. La joven procuró disimular su vergüenza achacando la falta a la modista. No obstante se sintió tan humillada por aquella lección y por la sonrisa compasiva que la acompañó, que nunca más pudo ver desde entonces a la devota marquesa.
Le había agarrado el brazo con una mano trémula, mientras la otra avanzaba sobre el pecho del dolmán, pretendiendo deshacer sus cordones de oro. El soldado se echó atrás, balbuceando. ¡Oh, princesa!... Lo que pretendía era imposible. Las otras heridas no podían mostrarse á una dama... Sintió en su única cicatriz visible el contacto de unos labios.
En efecto, en el corredor atrapome la señora condesa, la cual después de mostrarse sorprendida y no muy agradablemente con mi presencia, me saludó, obligándome a pasar a la sala. ¿Estabas aquí? preguntó a su hijo.
Amargábala todo esto su ya grande amargura a Margarita, y por no mostrarse desagradecida, fuerza se hacía para comer, y comiendo se martirizaba; y considerando que con lo que en aquella mesa sobraba a lo necesario, y aun a lo noble y rico, hubiera podido salvarse su madre, las lágrimas se la subían a los ojos, y el mayor tormento que sufría era contenerlas.
Garmendia no se atrevía a mostrarse francamente volteriano, y procedía en la conversación con insidia, por frases sueltas, por observaciones al parecer cándidas. Los que más se indignaban con él eran dos carlistas cerrados, venidos del interior de la provincia: el uno, administrador de un título; el otro, contratista de piedras. El administrador se llamaba Argonz; el contratista, Echaide.
Duraba aún la disputa, cuando don Rosendo llamó a la puerta para preguntarles si deseaban que se les sirviese el almuerzo allí o querían venir al comedor. Gonzalo optó por esto último, porque de ningún modo quería mostrarse frío con su suegro y cuñada. El almuerzo fué triste.
Uno de estos tres extremos era inevitable, á no causar un escándalo espantoso ó á no realizar un difícil rescate. Doña Blanca tenía razón, salvo que para tenerla no era menester mostrarse tan hosca y tan poco amena con todo el género humano, empezando por su infeliz marido. Para D. Fadrique había un ideal económico más fundamental que el político.
Es, pues, el caso que, no satisfecho con las noticias que acerca de Inés me dió Juan de Dios, traté de averiguar la verdad y tuve la feliz ocurrencia, mejor dicho, la inspiración, de presentarme en casa de la Marquesa, a quien no hallé; mas quiso la Divina Providencia que un criado, conocido mío desde la famosa noche de la representación, me saliera al encuentro, y después de mostrarse muy obsequioso, satisficiera mi curiosidad sobre aquel punto.
Quedó muy contrariada de encontrarse prisionera en aquella pieza de la que no se podía salir sin pasar por el escritorio del señor Aubry. Estaba en traje de casa, y le era desagradable mostrarse así a nadie. Sin embargo, tuvo la curiosidad de ver quién estaba allí. Se acercó con precaución a la mampara de cristales que separaba las dos piezas, y levantando suavemente la cortina de seda miró.
Este hábito de triunfar de las resistencias, de mostrarse siempre superior a la naturaleza, de desafiarla y vencerla, desenvuelve prodigiosamente el sentimiento de la importancia individual y de la superioridad.
Palabra del Dia
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