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Actualizado: 22 de julio de 2025


Este Escosura era física y moralmente lo contrario de su cuñado Peñalver. Alto y corpulento, de pecho levantado y facciones pronunciadas, rico, hombre de cuenta en la política, orador fogoso, de una voz tan sonora y descomunal que, según sus enemigos, a ella debía la mayor parte de sus éxitos parlamentarios. Tendría unos cuarenta años.

La proposicion: El amar á Dios es bueno moralmente; es una proposicion absoluta é idéntica, porque la bondad moral no es otra cosa que el amor de Dios. La proposicion: El amar al prójimo es bueno; se reduce á la primera, porque amar al prójimo es un cierto modo de amar á Dios. La proposicion: el socorrer al prójimo es bueno: se reduce á la anterior, porque socorrer es amar.

Y, sin embargo, si se toma como por sistema el que muchachas criadas en el arroyo y parroquianos de las más infectas tabernas de los barrios peores, resulten dechados de honestidad, de pundonor, de valentía heroica, de sufrimiento estoico y de cuantas son o pueden ser las excelencias morales que hermosean el alma humana, bien podemos llegar al extremo de imaginar que la superior cultura, el bienestar, el aseo, la elegancia y la riqueza, debilitan el vigor y la bondad de los corazones, y que para ser moralmente bien estimados es menester bajar al nivel más próximo al estado salvaje desde nuestra refinada civilización del día.

No le había faltado tiempo para conocer a Huberto como flirt; sabía a no dudar, que era un sportman perfecto, que su conversación de hombre de club distraía agradablemente a su auditorio, pero se daba cuenta también que, moralmente, le era perfectamente desconocido. ¿De qué vivía la inteligencia de aquel hombre? ¿Cuál podía ser la naturaleza de sus aspiraciones, el valor de su conciencia, el objetivo de su vida? ¿Hacia qué ambiciones o ensueños dirigía su voluntad?

Pero la imparcialidad nos obliga a confesar que había perdido algo de su majestad característica. Por lo menos aquellos movimientos descompasados de hombros y cabeza eran inexcusables en un hombre tan elevado física y moralmente.

Este es un ejemplo del estado a que vienen los seres moralmente organizados para el bien, para el saber, para la virtud y que por su abandono y apartamiento no pueden desarrollar las fuerzas de su alma. Viven ciegos del espíritu, como Pablo Penáguilas ha vivido ciego del cuerpo teniendo vista. Florentina, vivamente impresionada, parecía haber comprendido las observaciones de Golfín.

Fíjese usted bien.... ¡Señora! Vizcaya sólo ha tenido Señores. Hasta Dios es para nosotros Jaungoicoa ó sea «Señor de arribaEso de reyes y reinas es cosa de los maketos. Desde el día de la coronación de la Señora, que moralmente hemos arreglado nuestras cuentas con los que viven del Ebro para allá, separándonos para siempre.

Esta antipatía de Fortunata no estorbaba en ella la estimación, y con la estimación mezclábase una lástima profunda de aquel desgraciado, caballero del honor y de la virtud, tan superior moralmente a ella. El aprecio que le tenía, la gratitud, y aquella conmiseración inexplicable, porque no se compadece a los superiores, eran causa de que refrenase su repugnancia.

Solamente que continuó Diana imperturbable, moralmente, no eres la mujer que le conviene; no eres bastante fastuosa ni aficionada al gran mundo. Seguramente, se creería que estás en él, pero, yo te conozco, que con frecuencia te sales de él porque no te diviertes. ¿Entonces? Entonces, creo que hay incompatibilidad de caracteres entre ustedes.

Los escrúpulos y preocupaciones de una educación recibida en una república del Pacífico la hacen protestar de los escándalos de esta muchacha, que nada tiene suyo, que física y moralmente pertenece al padre, y que mira con cierta superioridad, cual si fuese una nodriza o una criada vieja, a la mulatona que la llevó en el vientre... Y el padre se conmueve y abraza a Nélida. «¡Pobrecita!

Palabra del Dia

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