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Actualizado: 19 de junio de 2025
Finalmente, Me robaron a mi prenda amada, Y allí me pareció que alguna fuente Lloró también y murmuró turbada. Llevaba yo, ¡cuán lejos de valiente! Con rota vaina una mohosa espada; Llegué al árbol más alto, y a reveses Y tajos igualé sus blancas mieses.
Es el agua para el elemento árido una constante hidroterapia que le cura de su sequedad; ella apaga su sed, le da el sustento, hincha sus frutos, sus mieses. ¡Extraña y prodigiosa hada! Con poco, lo produce todo; con poco, todo lo destruye: basalto, granito y pórfido. Ella es la gran fuerza si bien la más elástica, que se presta á las transiciones de la universal metamorfosis.
Tan sólo siete tilos que ha olvidado la reja del labrador, adornan aquel pedazo de tierra inculta. A su sombra soñé yo durante mi infancia. Hay entre las rocas un pozo que guarda las aguas pluviales, donde el caminante puede saciar su sed. Sobre el terreno arcilloso de la era, hay en verano abundancia de mieses, donde los gorriones recogen alimento para sus hijuelos.
Al cabo, el bosque termina, el terreno se nivela, el Arve presenta un curso ménos tormentoso, las montañas se abren un poco, y el valle de Chamonix, tapizado de flores, helechos y gramales, y poblado de mieses y animales de cria, se desarrolla seductor, dominado á un lado y otro por estupendos peñascos ó cerros de granito, bosques elevados de abetos y pinos, y mares de hielo que tienen la triste solemnidad de la desolacion.
6 Cuando se prendiere fuego, y al quemar espinas quemare mieses amontonadas o en pie, o campo, el que encendió el fuego pagará lo quemado. 7 Cuando alguno diere a su prójimo plata o alhajas a guardar, y fuere hurtado de la casa de aquel hombre, si el ladrón se hallare, pagará el doble.
Al día siguiente, después de rumiar mucho aquel encuentro extraño, el pastorcillo llegóse al palacio de su aldea a tiempo que la tarde caía, y pidiendo hablar al señorito, le disparó este discurso: Que ayer vide a la niña de esta casa llorando y sola por las mieses y llamándole a usté.... Y que digo yo que iba muy desmelená y con el hábito rompido....
Poco después llegaron a lo más encumbrado, dando vista a Zarzalejo. Desde aquel sitio elevado se divisaba la gran llanura ondulante que se extiende delante del Escorial. Monte bajo, mieses, rocas peladas, todo formaba un conjunto armónico debajo del hermoso sol radiante que descendía ya majestuosamente escoltado de nubes rojas.
La ciudad de Ginebra tiene apénas una elevacion máxima de 375 metros sobre el nivel del mar, lo que le permite no solo poblar sus términos de mieses, frutas y legumbres, sino tambien cultivar sus graciosos viñedos, que le dan al panorama en las riberas del lago, en las colinas cercanas y en los valles del Ródano y el Arve, una melancolía que seduce y cautiva, al lado de los mas alegres paisajes campestres.
Y sobre estos campos inquietos de mieses de acero, las banderas de los regimientos se estremecían en el aire como pájaros de colores: el cuerpo blanco, un ala azul, la otra roja, una corbata de oro en el cuello y en lo alto el pico de bronce, el hierro de la lanza que apuntaba á las nubes.
Hállase allí la vainilla y tutumas, que es una especie de cocos grandes á manera de melones, bien que no es fruto de la palma como los cocos, sino de un árbol muy grueso que los produce, no en las ramas, sino en el tronco porque las ramas no puede sustentar su peso. Bañan el país algunos ríos muy abundantes de pesca; el terreno es fertil y las mieses generalmente son buenas.
Palabra del Dia
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