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Actualizado: 25 de mayo de 2025


Esta suposición le hacía sentir una cólera tan intensa, que hasta llegaba á dudar de su cordura el día en que volviera á tropezarse en cualquier puerto con marinos alemanes... ¿Y Ferragut, un hombre honrado, un capitán bueno, al que todos elogiaban, podía ayudar al trasplante de tales horrores en el Mediterráneo?...

Al llegar á la estación supo la verdad; se enteró del suceso al que había aludido el comerciante mientras iban en el bote. ¡Era la guerra!... Italia había roto sus relaciones el día anterior con los Imperios centrales. Ulises se sintió agitado por la inquietud al recordar lo que había hecho en pleno Mediterráneo.

Muchos de sus abuelos eran familiares de todas las ciudades importantes del Mediterráneo; habían visitado a los príncipes de los pequeños Estados italianos, habían sido recibidos en audiencia por el Papa y por el Gran Turco, pero jamás se les ocurrió ir a Madrid.

Mientras imperaron exclusivamente las civilizaciones cristiana y mahometana en el Mediterráneo, los constructores de iglesias y los constructores de mezquitas se equivalieron en capacidad y en moralidad, y se contrapesaron por espacio de más de ocho siglos en poder militar y naval, pero cuando fueron reencontrados los instrumentos perdidos de la cultura grecorromana, nuevas vías quedaron abiertas por ellos a la intelectualidad europea, que empezó a desviarse paulatinamente del canal teológico en que estaba encauzada, y por el Renacimiento artístico y literario, extendido progresivamente a la astronomía, la alquimia, la filosofía, la política, las matemáticas, la geografía, la historia, la pedagogía, las ciencias naturales y las ciencias sociales, se llegó poco a poco, después de quince siglos de concentración del pensamiento europeo sobre la revelación cristiana, con desperdicio de todas las aptitudes excluidas, a esta polifurcación de la energía mental, que permite el aprovechamiento de todas las capacidades y que llamamos la civilización moderna.

Al occidente el cordon de cerros ó montañas desnudas de árboles, que determinan el valle marítimo de Valencia, cerrando el horizonte á distancia de seis ó siete leguas. Al oriente el Mediterráneo, azul blanquecino, tranquilo, surcado por los buques, veleros y reflejando magníficamente los resplandores de un sol casi africano.

Este es un rincón agradable, un refugio dulce, que aún hace más grato la egoísta consideración de que á estas horas sufren toda clase de penalidades millones de hombres y mueren unos cuantos miles por día... Pero de todos modos, no es lo mismo que antes. Hasta el Mediterráneo resulta otro.

Hallaron al paje cribando un poco de cebada para su cabalgadura, y a Sanchica cortando un torrezno para empedrarle con güevos y dar de comer al paje, cuya presencia y buen adorno contentó mucho a los dos; y, después de haberle saludado cortésmente, y él a ellos, le preguntó Sansón les dijese nuevas así de don Quijote como de Sancho Panza; que, puesto que habían leído las cartas de Sancho y de la señora duquesa, todavía estaban confusos y no acababan de atinar qué sería aquello del gobierno de Sancho, y más de una ínsula, siendo todas o las más que hay en el mar Mediterráneo de Su Majestad.

Era un pedazo de papel fino con el contorno dibujado del Mediterráneo. Todo el mar estaba cuadriculado como un tablero de ajedrez, y en el centro de las casillas había un número de orden. Estos cuadrados eran sectores, y sus números servían para hacer saber á los submarinos, por telegrafía sin hilo, los lugares donde podían aguardar á los buques aliados, torpedeándolos.

Los geógrafos de la antigüedad hablaban de ella dando la medida de sus terribles brazos. Plinio contaba las destrucciones realizadas por un pulpo gigantesco en los viveros de pescado del Mediterráneo. Cuando unos marinos conseguían matarlo, llevaban al epicúreo Lúculo la cabeza, grande como un tonel, y algunos de sus tentáculos, que una persona apenas podía abarcar.

Estaban en el peor sitio del Mediterráneo, donde se encuentran los vientos procedentes del callejón del Adriático, de las estepas del Asia Menor, de los desiertos africanos y del portillo de Gibraltar, mezclando tempestuosamente sus corrientes atmosféricas.

Palabra del Dia

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