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Actualizado: 7 de octubre de 2025
Doña Mercedes le había hablado desde la infancia de matrimonios de leyenda; de príncipes que en otros tiempos se casaban con pastoras y ahora buscaban á las millonarias. Miguel Fedor se sintió algo intimidado al encontrar en su palacio á esta muchacha que le miraba descaradamente, con ojos de dominación, como si todo lo existente debiera doblarse ante su paso.
Cuidarla murmuró Francisca con irónica piedad. Pero esos hombres son tan detestables enfermeros... Es cierto dijo la abuela, que se debería vigilar escrupulosamente la salud de la mujer lo mismo que la del hombre en todos los matrimonios, y, en caso de incertidumbre, prohibirles una unión llena de peligros. ¡Cómo! exclamó asombrada. Ahora es la abuela partidaria del celibato... ¡Qué conquista!...
Las vendimias atraen infaliblemente los matrimonios: es la estación del año que hace emprendedores a los mozos, enternece el corazón de las muchachas y forma los noviazgos. La distribución de la beneficencia estaba a cargo de la señora de Bray.
El primero nos enseña a respetar la idea de Dios; el segundo, a respetar a la mujer. Creo que la razón de que en los matrimonios españoles no se acate lo debido a la mujer estriba en que es uso entre comadrones y comadronas impeler y aun constreñir al padre a que permanezca fuera del recinto en donde se verifica el doloroso misterio.
Señora, ya puede usted comprender si yo tendría satisfacción en unir un matrimonio disuelto... lo mismo el de usted que cualquier otro. Mi misión es predicar la concordia entre los hombres y morir por ella si es preciso. Aun sin pedírmelo tengo el deber, por mi cargo, de procurar en esta parroquia la reconciliación de los matrimonios desavenidos... Pero este caso es delicado.
Cómo me espanta ese matrimonio en que ninguno de los dos se conoce murmuré estremeciéndome... No hablemos de matrimonios exclamó el cura. Estamos en el celibato, hablemos de él... No tenemos más que transportar a las solteronas las cualidades de bondad que admiramos en la mujer casada, para darnos cuenta si está o no en su vocación.
Y por eso no debe decirse que existen matrimonios desiguales, ya que cada uno pone en esta sociedad divina y humana lo que al otro le falta, coordinándose así los deseos dispares. En estos casos, salta a la vista que el «tramitador» se está tramitando a sí mismo...
No quiere esto decir que las reinas yerren con más frecuencia que los reyes, los cuales, aunque de origen divino, pocas veces tienen la divina gracia del acierto humano. Sólo quiero establecer que el juego de las influencias dentro de los matrimonios, reales o plebeyos, es siempre el mismo, aunque sus consecuencias, claro está, son muy distintas en trascendencia histórica.
Con todo, de cuando en cuando se despertaba sobresaltado, como si algún resorte le hiciese saltar; y dos veces le oimos pronunciar dormido, las palabras a thousand pounds! Acaso el buen John Bull soñaba con alguna especulacion ventajosa. Un Inglés hace negocios hasta dormido. La pareja francesa era uno de esos matrimonios bourgeois que son el término medio entre la vulgaridad y el buen sentido.
Así pues, aunque la fecundacion en los matrimonios sea un poco menor que en Europa, la fecundidad de la poblacion es relativamente doble mayor: resulta esto de que cada individuo concurre á ello necesariamente, no habiendo uno solo que sea inútil como en Europa, donde la insuficiencia de medios de subsistir y algunas otras causas se oponen al matrimonio de todos los individuos.
Palabra del Dia
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