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Actualizado: 17 de junio de 2025
Yo estoy decidido á protegerles y ayudarles para que mejoren de suerte.... llegaré hasta el sacrificio hasta quitarme el pan de la boca para que ustedes maten el hambre; pero... pero reparen que debo mirar también por mis intereses.... Pongamos el interés que quiera, D. Francisco dijo con énfasis el enfermo, que por lo visto, deseaba acabar pronto.
Quedó pasmada Teresa, y su hija ni más ni menos, y la muchacha dijo: -Que me maten si no anda por aquí nuestro señor amo don Quijote, que debe de haber dado a padre el gobierno o condado que tantas veces le había prometido. -Así es la verdad -respondió el paje-: que, por respeto del señor don Quijote, es ahora el señor Sancho gobernador de la ínsula Barataria, como se verá por esta carta.
El punto de que con mayor esfuerzo se trata con todos aquellos indios, es sobre que no permitan llegar ninguno de afuera por los caminos que tenemos para allá, ni por la Cordillera inmediata á ellos, y que si alguno lo intentase, que lo maten, sin la menor conmiseracion.
Igualmente, en la tierra de los gigantes, cuando ocurran choques sociales, el rico no guarda con sus brazos la propia riqueza, puesta en peligro por la envidia revolucionaria de los pobres, sino que paga á otros pobres vestidos con un uniforme para que repelan y maten á sus compañeros de miseria. Gillespie, desconcertado por esta lógica, quedó silencioso por algunos momentos.
«¡También, también me han corrompido a mi abogado! exclamó Isidora cuando se quedó sola . ¡Bien, seré mártir; que me maten de una vez, que acaben conmigo, que me lleven al cadalso!». Pasada la crisis de ira, estuvo dos días sin salir del lecho; apenas hablaba; no tenía fuerzas para nada; sentíase también algo idiota como su hermano, convaleciente de intensa fiebre.
Me he acostumbrado a verte, necesito cuidarte, eres mi única familia; antes no tenía ninguna aspiración, vivía sin esperanza; ahora tengo una: verte sano y fuerte. ¿Y me dices con esa frescura que te vas...? No, no te irás.... Eso me faltaba: tras la hija, el hermano... ¡Que me maten de una vez! ¡Señor Dios, llévame contigo...!
Todos tienen derecho á la vida, ya que nacieron; y del mismo modo que subsisten los seres orgullosos y humildes, hermosos ó débiles, deben seguir viviendo las naciones grandes y pequeñas, viejas y jóvenes. La finalidad de nuestra existencia no es la lucha, no es matar, para que luego nos maten á nosotros, y que á su vez caiga muerto nuestro matador. Dejemos eso á la ciega Naturaleza.
El hombre prudente y discreto tenía, no hace muchos años, en todas partes, y en el día tiene aún, en no pocas, que hacer, si puede, un gran misterio del estado de su hacienda, sobre todo si es o era muy rico o muy pobre: si es muy pobre, para que no le desprecien; y si es muy rico, para que no le roben o le maten.
Dentro de poco será capaz de pedir que lo maten automáticamente y que lo desmenucen de un modo científico. Las costumbres patriarcales del cerdo gallego van desapareciendo. El cerdo progresa. Y si esto continúa así, será cosa de recomendar a nuestros políticos que coman cabeza de cerdo a ver si se les pega algo. Uno de los mariscos más dignos de estimación es la vieira.
Jacobo... ¡Jamás! ¡Jamás! ¡Prefiero entregarme, que me prendan, que me juzguen, que me maten! Cometer semejante infamia... ¡No! ¡No! Una infamia semejante á la suya... No hará usted más que corresponder, sencillamente... ¡Cuántos escrúpulos, cuando él ha tenido tan pocos! ¡
Palabra del Dia
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