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Actualizado: 13 de octubre de 2025
¡Oh! déjele venir exclamó Antoñita, aunque no sea más que para hacerse cargo del recibimiento que le hago y convencerse de que es muy difícil el tratar de desanimarle cuando persiste en sus visitas. ¿De veras? dijo Amaury. Juzgará usted mismo. ¿Cuándo? Desde mañana, el conde de Mengis y su esposa quieren consagrar a su pobre reclusa las tertulias de los martes, jueves y sábados.
Además, aquel día era martes, y los martes apenas se despacha algún billete en nuestros ferrocarriles, por aquello de que en martes ni te embarques ni te cases; razón que me ha movido á mí siempre á preferir los martes para viajar, pues va uno más holgado en el tren ó en la diligencia. ¡Y si puedo combinar que sea martes y día 13, mejor que mejor!
Tal es la farsa de Carnaval que se halla en su Cancionero, muy parecida por lo demás á los llamados después entremeses. Cuatro pastores celebran en un banquete el martes de Carnestolendas, y se despiden amorosamente de los placeres, á que han de renunciar por tanto tiempo.
Matildita obtuvo un éxito tan satisfactorio en su dificilísima gestión diplomática, que Fernanda había concedido a su enamorado trovador el permiso de ir a hablarle por la reja los martes, jueves y sábados. Eduardito osaba esperar que, andando el tiempo, obtendría el mismo señalado favor los lunes, miércoles y viernes.
Mi tío había señalado para mi partida el 10 de Agosto; estábamos a 8 y pasé esos dos días con el cura, cuya bondadosa fisonomía se demudaba de hora en hora ante la idea de nuestra separación. El martes por la mañana, hizome preparar un buen almuerzo, y nos instalamos por última vez, el uno frente al otro, con intención de reponer fuerzas.
Pero al siguiente, martes, oyó el criado la especie de que el señorito se estaba batiendo con el Duque, y entonces, por temor de incurrir en responsabilidad o porque creyese que su señor podía evitar una desgracia, le dió cuenta de todo, aunque con algunas precauciones.
Comunicaba esta pieza por un lado con el tocador de la señora y éste con su dormitorio; por el otro con un saloncito donde solía recibir a sus amigos los martes por la tarde o jugar al tresillo de noche con los íntimos. En el boudoir sólo entraban algunas pocas amigas de confianza que iban a visitarla en horas no señaladas.
Salimos un martes al amanecer. Lo había preparado todo perfectamente. El día anterior había ido a Lancia y trajo una carretela que dejó en las inmediaciones de Peñascosa. Durante el camino hablamos poco. Yo iba inquieta y triste. No entramos en Lancia, sino que seguimos a la Reguera para tomar allí el tren. Esperamos bastante tiempo y dimos un paseo por la orilla del río.
Estas las refieren practicadas nuestros cronistas en la coronación de Doña Maria de Luna, hija del Conde de Luna, esposa de D. Martin, el cual se coronó el 13 de Abril de 1399, y el martes de la semana siguiente principiaron las fiestas de la coronacion de la Reina, concurriendo á la ALJAFERIA los mismos que habian asistido á la coronacion de su marido, é iguálmente varias nobles dueñas y doncellas de la ciudad en gran número, como dice Carbonel.
Tal vez sea demasiado... no porque me parezca la cantidad excesiva, sino porque preferiría darle de comer sin que pudiera emplear un solo céntimo en vino. Dadle, pues, cuatro luises, pagados en cuatro plazos: los martes de cada semana.
Palabra del Dia
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