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Actualizado: 27 de junio de 2025
Marisalada repostó en el acto: Tienes la boca, que parece un canasto de colar ropa. Con unos dientes, que parecen zarcillos de tres pendientes. y le volvió la espalda.
La tía María estaba a su lado, llorando a lágrima viva. No parece dijo Marisalada sino que me voy a la China, y que ya no nos hemos de ver más en la vida. Cuando les digo a ustedes que he de volver. ¡Vaya, que esto parece un duelo de gitanos! ¡Si se han empeñado ustedes en aguarme el gusto de ir a la ciudad!
Se ha criado sola, en un solo cabo: con un padre que es más blando que una paloma, a pesar de tener la corteza algo dura, como buen catalán y marinero. Pero Momo no puede sufrir a Marisalada desde que dio en llamarle romo a causa de serlo.
Quizá se habría prestado a perdonar a Marisalada en esta ocasión, si no se hubiera presentado muy en breve otra, que la obligó por fin a tomar la resolución de despedirla de una vez. Fue el caso que el hijo del barbero, Ramón Pérez, gran tocador de guitarra, venía todas las noches a tocar y cantar coplas amorosas bajo las ventanas severamente cerradas de la beata.
¿No es verdad preguntó que Marisalada es una linda criatura? Ciertamente respondió el duque . Sus ojos son de aquellos que sólo puede mirar frente a frente un águila, según la expresión de un poeta. ¿Y su gracia? prosiguió la buena anciana , ¿y su voz? En cuanto a su voz dijo el duque , es demasiado buena para perderse en estas soledades.
Supongo que no será el de Marisalada; que muy bonito, y con algo de cariñoso, no es bastante grave para una artista de primer orden. Quizá continuará bajo el apodo de Gaviota dijo Rafael . Un criado del duque ha dicho al mio, que así era como la llamaban en su lugar. Puede que adopte el nombre de su marido observó el coronel. ¡Qué horror! exclamó la condesa ; necesita un nombre sonoro.
No digo que no, tía María repuso don Modesto ; pero no me dé usted cartas en el asunto, y déjeme observar mi estricta neutralidad. No tengo dos caras; tengo la que me afeita Ramón, y no otra. En este momento entró Marisalada en la huerta.
Porque tiene las piernas largas respondió Momo ; porque tanto vive en el agua como en la tierra; porque canta y grita, y salta de roca en roca como las otras. Pues tu abuela observó don Modesto la quiere mucho y no la llama más que Marisalada, por sus graciosas travesuras y por la gracia con que canta y baila y remeda a los pájaros.
No es que me lo figuro, don Modesto decía la instigadora , es una realidad; para no verlo era preciso no tener ojos en la cara. Don Federico quiere a Marisalada y a esta no le parece el doctor costal de paja.
¡Qué cabezones son estos catalanes! dijo la tía María con viveza, y pasando por delante del pescador, se acercó a la enferma y añadió: Vamos, Marisalada, vamos, levántate, hija, para que este señor pueda examinarte. Marisalada no se movió. Vamos, criatura repitió la buena mujer ; verás cómo te va a curar como por ensalmo.
Palabra del Dia
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