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Este año hubo toros y justas, para cuyas fiestas se hizo un palenque en las Gradas, por el nacimiento del infante D. Alonso: trajo las cartas del Rey con la nueva Juan de Monsalve Maestresala de su alteza á quien se dieron 1000 maravedises de albricias y 13000 á Diego de Carranza que trajo otra carta de la Reyna.

Diré á usted por último que para el inmediato servicio del ilustre huésped se destinaron cuatro alabarderos que asistían de dia y noche á las puertas de su aposento, acompañándole á todas partes, con sombreros y zapatos nuevos que estrenaron para dicho fin. Diósele de cenar la noche del jueves, á cuyo efecto se aderezaron: Maravedises

Partió de esta ciudad el Mariscal Fernan Arias de Saavedra Veinticuatro, para jurar y recibir en nombre de la misma al Príncipe D. Juan por primogénito heredero de estos reinos, con 50,0000 maravedises como ayuda de costa.

Se hizo la concordia entre los señores Duque de Medina y Marqués de Cadiz, la cual hizo D. Iñigo López de Mendoza Conde de Tendilla, al cual le dió la Ciudad 7000 maravedises por las costas y gastos que había hecho y 53000 á Alfonso de Velasco por los mismos que hizo en los días que estuvieron en su lugar de Marchenilla los dichos señores y otras personas tratando de la paz.

El duque, en su sed de oro, se dejará deslumbrar por este negocio en grande, y aun el mismo rey no encontrará de más algunos millones de maravedises para remendar su ropilla. Dicen que Lerma tiene hechizado al rey. Hechizad vos al duque. El mejor hechizo para su excelencia es el oro. Conque apretad, apretad, que urge: que si hemos de esperar á que el príncipe sea rey, larga fecha tenemos.

Y en cuanto á lo del paje, creyóse en lo de la muerte casual y violenta y se le enterró; diéronse á su madre de orden del rey ciertos maravedises para lutos; diéronse otros á un capellán para que dijera misas por el alma del difunto y no se habló más de ello, ni á nadie se le ocurrió pensar en venenos ni asesinatos.

Jamás os he visto acompañada de un hombre que valga seis maravedises. Y esto que, sin contar conmigo, que hace un siglo me estoy muriendo por vos, os siguen y os persiguen más de cuatro gentileshombres. Por eso, porque en vuestro gusto particular no confío, y porgue no es cosa de preguntar á estos señores, que por envidia podrán informarme mal, quisiera conocer á ese portento.

El mismo prelado confirmó con el cabildo en junio de este año un Estatuto de su antecesor sobre los maravedises que el obispo y beneficiados debian pagar para las capas de seda.