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Actualizado: 16 de octubre de 2025
El ascensor marchaba admirablemente, y para demostrármelo, la portera me aseguró que tres días antes, aquella perfecta maquinaria había matado al inquilino del tercero. Por eso tenemos el piso libre añadió. La historia del piso no era muy seductora; pero un inquilino tiene que estar en Madrid dispuesto a todo. ¿Y cuánto renta el piso desocupado? inquirí.
Pronto manifestó su familiaridad con la ponderosa é imponente maquinaria de la antigua medicina, en la que cada remedio contenía una multitud de extraordinarios y heterogéneos ingredientes, compuestos con tanto trabajo y esmero como si se tratara de obtener el Elixir de Vida.
Para mí, era ese individuo el ideal de su clase, la encarnación de la Aduana misma, ó á lo menos el resorte principal que mantenía en movimiento toda aquella maquinaria; porque en una institución de este género, cuyos empleados superiores se nombran merced á motivos especiales, y en que raras veces se tiene en cuenta su aptitud para el acertado desempeño de sus deberes, es natural que esos empleados busquen en otros las cualidades de que ellos carecen.
Conociendo ella toda la cadena de circunstancias que eran un profundo secreto para los otros, podía inferir que, además de la acción legítima de su propia conciencia, se había empleado, y se empleaba todavía contra el reposo y bienestar del Sr. Dimmesdale, una maquinaria terrible y misteriosa.
Soy tu hermana, soy Isidora. ¿No me conoces ya?». El ruido volvió a ceder, y la maquinaria tomaba una lentitud amorosa. «No puede pararse el trabajo» dijo Encarnación. Pero como realmente se detenía, oyose un grito del huso viviente que dijo: «¡Aire! ¡Aire a la rueda!». Y en efecto, la rueda volvió a tomar su aire primero, su paso natural.
De un lado tenia un pueblo libre, una tierra de independencia y de individualidad, país clásico de los viajes cosmopolitas, de las empresas universales, de la publicidad, del comercio, de la maquinaria y la marina.
Para esto ponía en funciones toda la maquinaria más brillante que sólida de su raciocinio, aprendido en el comercio de las liviandades humanas y en someras lecturas. «Hija de mi alma, hay que ponerse en la realidad. Hay dos mundos, el que se ve y el que no se ve. La sociedad no se gobierna con las ideas puras. Buenos andaríamos... No soy tan culpable como parece a primera vista; fíjate bien.
Las ruedas, las válvulas, los frenos, los resortes, la caldera y toda la maquinaria de la locomotiva son la imagen de la musculacion y de los órganos del hombre; y el fuego que produce el vapor y el movimiento maravilloso, es una hoguera encendida con una chispa del fuego divino del progreso, que arde constantemente en el cerebro y el corazon de la criatura humana.
Pensaba ver una ruina material, las paredes cuarteadas, la maquinaria podrida, las chimeneas sin humo. No había tal cosa; todo estaba entero, casi nuevo, con vida, había ruido, había calor, había, aunque pocos, operarios... ¿Dónde estaba la ruina? No se atrevió a preguntar por ella, porque no quería que los otros sospechasen que él sabía algo del estado del negocio.
Últimamente, y cuando residía en el establecimiento de Socartes, tenía un toy terrier que por encargo le había traído de Inglaterra Ulises Bull, jefe del taller de maquinaria. Era un galguito fino y elegante, delicado y mimoso como un niño. Se llamaba Lili, y había costado en Londres doscientos duros.
Palabra del Dia
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