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Actualizado: 18 de mayo de 2025


Pues, ahora mismo estaba yo quitando los cabos de los candeleros del Carmen, junto al crucero, cuando sonó por arriba, muy arribota, un ruido como si crujiera una piedra al partirse, y cayeron tres o cuatro pedazos mayores que manzanas.

D. Jaime, sin responder palabra, bajó la escalera y salió de casa con traza de ir muy desabrido. Aquella tarde, reparando Andrés en una herida reciente que Rosa tenía en la mejilla, le preguntó con interés: ¿Qué es eso, Rosita? Que me he lastimado con una rama al coger manzanas. ¿Por qué te subes a los pomares?... Un día vas a matarte.

Todas las muchachas van a confesarse con él porque las absuelve siempre y les pone unas penitencias muy pequeñas. «Divertíos les dice . Tiempo tendréis de rezar si no encontráis mozos de ley que se casen con vosotras»... Pero el cura de aquí es muy estricto. ¡Y eso que yo le regalo de cuando en cuando unos huevos o unas manzanas! ¡Para que digan que los hombres de iglesia son agradecidos!

Las peras y manzanas se sirven y cortan a cuarterones, las uvas en racimos con tijeras; no deben ponerse las frutas formando pirámide, porque podrían caerse.

TARTA DE MANZANAS. Bátanse más yemas de huevo que claras con una buena mermelada de manzanas bien cocidas; añádase suficiente cantidad de azúcar y un poco de nuez moscada, y se extiende sobre un suelo de masa en hojas de seis o siete vueltas; se levantan los bordes como los de una torta cualquiera y se pone en el horno sobre una lata de hierro o una hoja de papel engrasado; se dora, y se sirve caliente o fría, según los gustos.

Lo envuelvo en un periódico, y ¡hala, que es tarde! Y toda esta fruta, ¿para qué la quiere? Pues apenas ha traído manzanas y naranjas... Deme acá... las pongo en mi pañuelo... Vas a ir cargada como un burro. No importa... ¡A lo que estamos, tuerta!

El maestro, subiendo al viejo asiento, encontró el nido caliente aún, y mirando a lo alto hacia las enlazadas ramas, se halló con los ojos negros de Melisa. Se miraron en suspenso. Melisa fue la primera en hablar. ¿Qué quieres? preguntó secamente. El maestro se había preparado su plan de batalla. Quiero algunas manzanas silvestres dijo en tono humilde.

Es de una zarzuela.... De una zarzuela de un académico.... Verás... se trata de la marquesa de Pompadour: un señor Beltrand anda en su busca; en un molino encuentra una aldeana... y como es natural se ponen a cenar juntos, y a comer manzanas por más señas. Como y yo . Justo. Pues bueno, la aldeana, como es natural también, coge un cuchillo. Para matar a Beltrand....

La oquedad de un pulmón estaba infestada de tubérculos, y tenía ya esas brechas terribles que los facultativos denominan cavernas; pero el otro resistía aún, si bien en esto de pulmones acontece lo que con las manzanas: minutos bastan para perder a la sana, si está al lado de una podrida.

Yo me desquité, hablando, hasta que el buque marchó, con los españoles que vinieron á bordo en sus pequeñas lanchas cargadas de naranjas, manzanas, ciruelas y otros deliciosos frutos.

Palabra del Dia

pedregosos

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