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Actualizado: 18 de mayo de 2025


Veíanse allí, en lechugas, pimientos, escarolas, cardos, acelgas y coliflores, todos los verdes de la paleta de nuestra madre Natura, mientras que las peras, los melocotones, los nísperos, los tomates, las manzanas, las uvas, los higos, las naranjas, las granadas, los limones y otros frutos, ostentaban variados colores y despedían ricos aromas.

Pues entonces, que se la lleve a usted el demonio gritó el clérigo con gesto de menosprecio. Le diré a usted... yo me arrepiento; pero... Qué peros ni qué manzanas... manifestó Rubín, manoteando con groseros modales . Reniegue usted de su infame adulterio; reniegue también del hombre malo que la tiene endemoniada. Eso... ¿Eso qué?... ¡Vaya con la muy...! Y me lo dice así, con ese cinismo.

Hacia Artegui de maestresala y copero, nombraba los platos, escanciaba y trinchaba, previniendo los caprichos pueriles de Lucía, descascarando las almendras, mondando las manzanas y sumergiendo en el bol de cristal tallado lleno de agua, las rubias uvas.

En el interior, las casas se distribuyen en manzanas regulares, son bajas y se hallan perfectamente alineadas; la construcción es de sillería; allí todo tiene un aspecto militar.

De la huerta pasaron á la pomarada y aún fué mayor la alegría y la admiración de D. Félix al verse entre aquellos manzanos tan finos y peinados como elegantes damiselas. No eran como los suyos enormes, frondosos; pero en cambio soportaban en cada rama cuantas manzanas podían, y éstas eran más fragantes y azucaradas. D. César los trataba con una severidad inflexible que pasmaba á su primo.

En el comer era donde no escatimaba lo más mínimo. Adquiría, sin regatear, diariamente cuatro libras de pan, y hasta, a veces, solía regalarse el estómago con un trozo de queso o de cebolla, o con media docena de manzanas, compradas en el puente nuevo. Los domingos y días festivos permitíase el lujo de comer sopa y carne, y el resto de la semana se chupaba los dedos recordándolo.

No me retocéis la mano por entre las rejas de la fenestra, travieso mancebo, que tengo ante los ojos aquello de lo barato dado, caro llorado. Atended al tiempo y no quered perder el rocín y las manzanas. El que tiempo tiene y tiempo atiende, tiempo viene que se arrepiente; perdonad algo a la fuerza de mi amor.

Y cuando choraban una pieza de tela, unas manzanas o un panecillo, volvían orgullosas a casa, diciendo a las vecinas: Hoy le he dao el jonjanó a un payo. Maltrana, al asomarse a la puerta de alguna de aquellas casuchas, blancas por fuera y negras por dentro, sin otro respiradero que la puerta, conocía el origen de sus habitantes sólo con ver mujeres en su interior o notar su ausencia.

Guardaba parecido con la fruta de la tierra, con las manzanas lustrosas y coloradas que en apretados piños cuelgan por encima de las paredes de las huertas en el país en que nos hallamos. Ella también era una fruta del país, sazonada y dulce como pocas.

DULCE DE MANZANAS. Para este dulce se pesa igual cantidad de azúcar que de manzana, se pelan y echan en agua hirviendo; cuando han cocido y antes de ponerse blandas, se pasan al agua fría y se dejan veinticuatro horas; se sacan a escurrir y aparte se hace el almíbar; cuando está frío se unen las dos cosas y se pone a fuego lento hasta que tome punto bastante fuerte; quedan enteras y de un color muy bonito.

Palabra del Dia

atormentada

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