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Actualizado: 17 de mayo de 2025
El tío Manolillo lo comprendió, y dominó su amor. El padre Aliaga y el bufón, aunque por causas enteramente distintas, estaban, por los resultados, en el mismo caso respecto á las dos mujeres que amaban. Entrambos tenían el alma noble y grande; rechazaron de ella todo lo impuro. Idealizaron su amor. Pero al idealizarle le hicieron más grande.
Abrió el bufón la puerta de la casa y se dejó ver un fondo tenebroso. No receléis en entrar dijo el tío Manolillo procurando dar á su acento el tono más amistoso posible ; venturas os esperan, que no desgracias; el amor os llama, no la traición. Adelante dijo don Juan.
No comprendo... no comprendo cómo... ¿Cómo estoy aquí? Yo soy brujo, duque. Desconcertóse de una manera tal Lerma, que el tío Manolillo soltó una carcajada hueca, larga, pero de un sonido, de una expresión tal, que se le crisparon los nervios al duque. Estoy aquí dijo el bufón , porque estoy: te tengo en mis manos, porque eres un traidor, un villano.
El tío Manolillo buscó con ansia un plato entre los que cubrían la mesa de la reina, y vió uno solo puesto delante del plato de Margarita de Austria. Aquel plato estaba adornado con berros. Era una perdiz que tenía todas las patas.
Pero probablemente yo no lo hubiera sabido. Señor Francisco, no hablemos de cosas pasadas. Es que las cosas pasadas traen las presentes... ¡qué suerte la mía! yo me voy á morir, tío Manolillo. ¡Calla! ¿quién es ese que llama á la puerta de esta casa y que viene cargado con un cestón? ¿No veis que tiene librea? Sí por cierto. ¿Amarilla y encarnada?
Pero tío Manolillo, vamos á cuentas: ¿vos sois el bufón del rey, ó el mochuelo del alcázar? De todo tengo. Siempre me han salido al paso los enredos. Como á mí. Si ya os lo dije: nos parecemos mucho.
El cocinero, que hacía ya mucho tiempo no era otra cosa que una máquina que se movía á voluntad de la potencia que tenía al lado, se levantó y dió á correr, temblando, llorando y rezando, todo á un tiempo. El padre Aliaga, levantándose los hábitos, asido del brazo de Montiño, corría también. ¿Y quién es la persona á quien mata el tío Manolillo? dijo el padre Aliaga.
¡Que le case con mi hija! pensaba el cocinero mayor ; indudablemente que éste sería un buen negocio. ¿Pero lo tomaría á bien su padre?... el duque de Osuna es un señor terrible... ¡y aquel cofre!.., ¿qué habrá en aquel cofre?... ¿para qué se habrá llevado el tío Manolillo á Juan á casa de la Dorotea?... ¿y cómo, señor? ¿cómo se anda Juan por esas calles de Dios al descubierto, después de haber dado de estocadas á don Rodrigo?
¡Ah! exclamó el bufón, como un hombre que despierta ; pensaba. ¿Y qué pensábais? ¡Qué sé yo! era uno de esos pensamientos, que piensan en nosotros. Metafísico estáis. Y que nosotros no pensamos en ellos. Continuad. Que se vienen... y que se van... Una idea eterna... Eso es... Un combate... No, un tirano... Téngoos lástima... ¡Ah! El tío Manolillo tiene unas cosas muy singulares dijo Dorotea.
En efecto contestó el bufón , vengo á sacaros de aquí. ¡A sacarme! ¡Ah! ¡Dios os bendiga, tío Manolillo! no esperaba tanto... pero vos sabéis que yo soy un hombre de bien, muy desgraciado, eso sí, pero que no he hecho mal á nadie. ¿Que no habéis hecho mal á nadie?
Palabra del Dia
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