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Actualizado: 3 de mayo de 2025
Aquí fueron recibidos de los religiosísimos Padres de la venerable Orden de San Francisco que quisieron hospedarlos en su convento para que no sintiesen algún maligno efecto de aquel clima, sumamente nocivo á los forasteros, causa porque llaman á este promontorio sepulcro de los europeos, como lo experimentaron los demás pasajeros, de quienes la mayor parte cayeron enfermos, y más de ciento perdieron allí la vida y las esperanzas de enriquecer que los conducía á las Indias.
4 y dile: Guarda, y repósate; no temas, ni se enternezca tu corazón a causa de estos dos cabos de tizón que humean, por el furor de la ira de Rezín y del sirio, y del hijo de Remalías. 5 Por haber acordado maligno consejo contra ti el sirio, con Efraín y con el hijo de Remalías, diciendo:
El propio pastor, bien que tuviera buenas razones para creer que la bolsa sólo contenía hilo de lino, si no largas piezas de lienzo tejidas con ese hilo, no estaba muy seguro de que aquel oficio de tejedor, por indispensable que fuera, pudiera ejercerse sin el auxilio del espíritu maligno. En aquella época remota, la superstición acompañaba a todo individuo o a todo hecho un tanto extraño.
Viendo D. Luis que no había remedio, mitigó el enojo, se armó de paciencia y, ya con acento menos cruel, exclamó: Di lo que tengas que decir. Tengo que decir prosiguió Antoñona , que lo que estás maquinando contra mi niña es una maldad. Te estás portando como un tuno. La has hechizado; le has dado un bebedizo maligno. Aquel angelito se va a morir. No come, ni duerme, ni sosiega por culpa tuya.
Ni el más leve gesto, ni una luz en sus ojos que revelase el despertar del maligno recuerdo. Su única preocupación era que el capitán recobrase pronto la salud... Reanimado por la presencia y las palabras de este compañero prudente, Ulises recuperó sus fuerzas, y pocos días después abandonó el cuarto donde había creído morir, dirigiéndose á Barcelona.
Me apoyaba orgullosa en su brazo, riendo de las equivocaciones del mundo. ¡Lo que hemos bailado el año antes de la guerra, sin que nadie sospechase el verdadero afecto que me ligaba á mi acompañante! Alicia hizo una pausa para saborear mejor sus recuerdos. Sonreía vagamente al pensar en el error maligno de las gentes.
Pero Novoa era otro hombre, incapaz de sentir el maligno placer de los maldicientes, que se regodean con las torpezas ajenas. Además, Miguel le tenía por muy franco, y pronto se convenció de ello. Tranquilamente, sin pensar si con sus palabras molestaría al otro, el profesor aludió á lo ocurrido en el castillo de Lewis.
Acaso no concluyera tan presto este coloquio burlón como maligno, a no ser que el perro, dejándolos de un salto, no arrancara a correr con toda su carrera hacia un sitio señalado de esta escena.
Del germen caído al acaso, brotaban y florecían, en las junturas de los pavimentos y los muros, los alhelíes de las ruinas, sin que una mano cruel los arrancase ni los hollara un pie maligno. Por las francas ventanas se tendían al interior de las cámaras del rey las enredaderas osadas y curiosas. Los fatigados vientos abandonaban largamente sobre el alcázar real su carga de aromas y armonías.
Habían de vivir siempre en guardia contra las asechanzas del blanco, el más maligno de los bípedos, terrible residuo de todas las aventuras y desesperaciones de Europa. El combate con el microbio era también un gran peligro en esta guerra por la civilización de la tierra virgen.
Palabra del Dia
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