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Actualizado: 27 de mayo de 2025


Lo único de notable que respecto á industria hemos visto en Zamboanga es una fábrica de aserrar maderas que un laborioso español, sargento licenciado de aquel Ejército, explota con gran inteligencia y no escaso provecho.

De vez en cuando, pero siempre muy a tiempo, hacía una salidita a lo suyo, mirando o hablando breves palabras a Nieves, como Leto mortal, vivo y efectivo; cosa que la complacía mucho, porque no la gustaba verse allí tan sola como en ocasiones creía verse. ¿Va usted bien? la preguntaba. Y volvía a ser barco en seguida... Buen andar llevamos pensaba para sus maderas ; pero no todo lo que debemos.

Ténganse para esta inteligencia á la vista las cartas geográficas, y las ventajosas tierras que tiene este rio, segun contestan todos los indios, en las que hay maderas muy altas y muy derechas, y montes de manzanas, que la naturaleza ha producido, cuyas señales parece que indican ser un terreno fértil.

No faltan por lo demás artífices que puedan labrar algunas de las piezas que se echan de menos; quizás algun soldado que esté instruido en la elaboracion de las maderas podrá con la esperanza de algun año de rebaja esmerarse en construir algunas de las partes que faltan en ciertos trozos del artesonado.

El barrio de Laguimanoc lo forma un pequeño vecindario, compuesto de madereros, carpinteros, constructores de barcos y acopiadores de maderas. Dos eminencias cierran el anfiteatro, en el que se alzan el astillero, un camarín que resguarda una sierra movida por el vapor, y varias casas que se apoyan en la misma roca, en cuya cima y estribaciones se reparten el resto de las que componen el barrio.

Tiempo es ya tambien de que Bolivia, en donde aun pertenece al Estado mas de la mitad de los terrenos, trate de crear un cuerpo vigilante y activo que tenga á su cargo; 1° Poblar de árboles europeos, tales como el abeto, el abedul ó álamo blanco, etc., las montañas vecinas á La-Paz, á Chuquisaca y á Potosí, á fin de proveer á estas grandes ciudades de leña y de maderas de carpintería;

Muchos de mis lectores se acordarán, como yo me acuerdo, de su negro y desigual pavimento, de sus edificios que se reducían á cuatro ó cinco fraguas mezquinas y algunas desvencijadas barracas que servían de depósitos de alquitrán y brea; de sus montones de escombros, anclotes, mástiles, maderas de todas especies y jarcia vieja; y, por último, de los seres que respiraban constantemente su atmósfera pegajosa y denegrida siempre con el humo de las carenas.

Las maderas habían comenzado a descender, pero todas ellas, a juzgar por su alta flotación, eran cedros o poco menos, y el pescador reservaba prudentemente sus fuerzas. Esa noche el agua subió un metro aún, y a la tarde siguiente Candiyú tuvo la sorpresa de ver en el extremo de su anteojo una barra, una verdadera jangada de vigas sueltas que doblaban la punta de Itacurubí.

Esta ciudad recibe especialmente: de Rusia trigos y cáñamo; de España vinos generosos, y aceite para purificarlo; de todas las costas de Turquía, Egipto y el resto de Africa, granos oleaginosos, esencias, especería y cereales; de Colombia y las colonias francesas y asiáticas, azúcar, maderas de tinte y ebanistería, pieles de todo género, café, cacao, caucho, plantas medicinales y aromáticas, tintes finos y minerales.

La tarde caía; pronto iba a ser de noche, y como Feijoo tenía horror a la oscuridad, su amiga encendió luz, que puso en la mesa de camilla, y cerró después las maderas. «¿En dónde has estado hoyle preguntó D. Evaristo, que casi todas las noches le hacía la misma pregunta, no por fiscalizar sus actos, sino porque de aquella interrogación salía casi siempre una plática agradable.

Palabra del Dia

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