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Actualizado: 27 de junio de 2025


Con esta capa de grasa desapareció el frío. Ugarte y Allen hicieron lo mismo. ¿Y las maderas para los pies? dije yo. Aquí, a un lado, las tengo me contestó Allen. Esperamos a que terminaran de hacer la requisa. Si se habían dado cuenta de nuestra falta, era una locura intentar nada. Salió el master y su tropa, como de ordinario. Se renovaron los centinelas. No habían notado nuestra desaparición.

Llamo al garçon, y le digo que se habian olvidado sin duda de poner las maderas á los balcones, y que una de las vidrieras no cerraba. El garçon se sonrió compasivamente. Hace cuarenta años, me dijo, que este hotel existe; tal como está hoy estuvo siempre, y todavía no se cuenta que haya sucedido la menor tentativa de robo. ¡Bah! no tenga usted miedo.

Don Álvaro no se movía; y vio a la Regenta detrás de los cristales, cerrando pausadamente las maderas; y ella en medio, en el hueco de luz, mirándole seria, dulce... y después cuando ya sólo quedaba un intersticio le miró risueña, juguetona. Volvió a abrir otro poco... y volvió a verle todo el rostro.

Estos pueblos por su situación son los de menos proporciones para su adelantamiento: no tienen yerbales silvestres, campos para vaquerías, ni cómo extraer maderas, porque, por lo peligroso del Uruguay, sobre cuya costa están sus montes, nunca se ha intentado enviar a Buenos Aires; conque sólo la agricultura e industria les han de producir su subsistencia.

La riqueza forestal del Brasil apenas ha sido tocada todavía, y se dice que no hay otra región en el mundo que contenga una variedad tan grande de maderas útiles y ornamentales, así como de plantas medicinales. En el estado de Paraná la producción de maderas, aunque todavía limitada, está haciendo rápidos progresos.

Maxi se echó en su cama; su mujer le arropó bien, y cerrando las maderas, fue a la cocina a hacer un . Allí tropezó con doña Lupe, que le dijo: «Primero es el café. Ya lo están esperando. Ayúdame, y luego harás el para tu marido. Lo que él necesita más es descanso». La sobremesa fue larga.

Estaba formado por aquellas encantadoras maderas estilo Luis XVI, cubiertas de terciopelo de Utrecht, camas, armarios y cómodas de caoba, adornadas con cobre dorado. Los tapices eran antiguas telas de Jouy, de colores amortiguados por el tiempo. El polvo del abandono cubría los muebles.

A este grito contestó otro más espantoso, que lanzamos los del tren al ver que nos faltaba la tierra, que nuestro vagón se inclinaba al abismo, que las maderas crujían, que la locomotora caía despeñada arrastrándonos detrás, envueltos en los materiales del terraplén.....

Al cruzarle en toda su extension se presenta una escalera, al fin de la cual se ofrece un saloncito de forma circular; á la derecha, la cámara de los lores, á la izquierda, la de los comunes. Las dos son pequeñas, pero magníficas: mucha semejanza con el coro de una iglesia católica: soberbias maderas, profusion de molduras y dorados, gusto sajon-gótico.

Antes de arrodillarse, cerraron las maderas de la ventana, para evitar que la ojeada fulgurante del relámpago les deslumbrase a cada minuto.

Palabra del Dia

irrascible

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