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En aquel lugar se experimenta una emocion en que entran á la vez la sorpresa, la curiosidad, el asombro y la maravilla. Hay algo de arte, de religion y de fanatismo. A los pocos minutos estabamos arriba.

Esa nueva tienda debe llamarse La Estolidez, en lugar de La Solidez.» Y aventuró esta profecía, que hasta ahora ha resultado válida: «La base de la zapatería de lujo es y será siempre el cosido a manoPero no se le ocultaba a Apolonio que «La Solidez» o «Estolidez» le amenazaba con una competencia, quizá ruinosa.

Al ir caminando daba infinitas gracias a Dios porque le había puesto en ocasión de castigar un delito y de evitar otros mayores, y porque le había proporcionado un medio de volver a la patria con justo motivo y sin ningún sonrojo. Aunque caminaron despacio, llegaron al lugar entre una y dos de la noche, sin hallar a nadie en el camino.

Confieso que el incidente, fútil en apariencia, me dió lugar á una reflexion que, en mi concepto, contiene toda la síntesis de la civilizacion.

La muchedumbre montada, al emprender su marcha todos los amaneceres, veía á los yaquis tranquilos en su campamento, como si pensasen quedarse allí. Cuando al llegar la noche, después de una larga jornada á caballo, se detenían para descansar, encontraban instalados ya á los mismos indios en el lugar designado de antemano, como si hubiesen llegado volando y sin fatiga aparente.

Se adelantaron cuatro capitanes, y dijeron á voces, que se apartasen los indios, y diesen lugar para que pasase el ejército español y portugues, que no querian los Generales matar, ni quitar las vidas, sino tomar camino libre.

Yo no tengo la culpa de que se me haya mandado le enviase á palacio... hice lo que debía hacer; reprendí á Cornejo... le aterré... y sabiendo que don Rodrigo Calderón llevaba sobre las cartas que comprometían á su majestad... llevé á mi sobrino, quiero decir, á don Juan Girón, á un lugar donde podría encontrar á don Rodrigo, y le dije: Mátale, hijo, quítale las cartas de su majestad y llévalas á palacio, donde te llaman.

Y si no se nos ofrece corriendo con velocidad igual á la de un objeto en quietud en el mismo lugar, es porque moviéndose en la misma direccion que nosotros, solo se nos hace sensible la diferencia. No percibiendo nosotros el movimiento del barco que anda como 5, un objeto fijo que esté á sus inmediaciones se nos presentará movido con la velocidad igual á 5.

Por lo tanto me rogaba que aceptase la invitación en su lugar, asegurándome que la casa, aunque modesta, era cómoda y limpia, y que su hermana se avendría al cambio con placer; acabando por recordarme las molestias que me aguardaban en los coches atestados del tren, en mis idas y venidas entre Zenda y Estrelsau.

Siguieron a esto frases de un orden más romántico que financiero, en las cuales el desgraciado señor expresó una vez más el consuelo que experimentaba su alma dolorida respirando la atmósfera de aquella casa, y descargando el fardo de sus penas en la indulgente persona que ocupaba ya el primer lugar en su corazón y en sus pensamientos. Rosalía se retiró de la ventana con la cabeza trastornada.