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Actualizado: 22 de mayo de 2025


Andaba Doña Paca lentamente, la vista fija en el suelo, abrumada, melancólica, como si la llevaran entre guardias civiles. La niña reía, charlando con Polidura. Detrás iba Juliana arreándolos a todos, y mandándoles que fueran de prisa por el camino que les marcaba.

Piensa en su nacionalidad, que le separa del otro; piensa en el campo de concentración, al que la llevarán con sus compatriotas: Le da miedo el abandono en un país hostil que tiene que defenderse de la agresión de los suyos... Y todo esto cuando va á ser madre. ¡Qué miserias! ¡Qué tristezas!

El trabajo que aquí presento tiene aún algunas lagunas que no puedo llenar, porqué solo conozco un pequeño número de lenguas de esa inmensa familia malayo-polinesiana, más vasta todavía que el mismo oceano donde se asientan las numerosas islas en que se habla. Pongo la primera piedra en este estudio, cuyo edificio otros más tarde llevarán á buen fin.

Ya los trae el pregonero Vendiendo por la ciudad. Entra el PREGONERO moro vendiendo los dos MUCHACHOS, y la MADRE y el PADRE. Hay quien compre los chiquitos, Y el viejo que es el grandazo, Y la vieja y su embarazo? Pues á fe que son bonitos. Deste me dan ciento y dos, Deste docientos me dan. Pero no le llevarán. Pasa acá, perrazo, vos. Qué es esto, madre? por dicha Vendennos aquestos moros?

Esperaba con impaciencia la hora de la salida cotidiana al patio, y volvía de ella más sombrío que antes. Pedía libros, rechazaba los alimentos de la prisión, hacía que le llevaran otros de fuera. Apenas se encontró delante de Ferpierre, le dijo con mal reprimida impaciencia: ¿Más interrogatorios? ¿No quiere usted por fin reconocer la verdad?

En la epopeya y en el drama se concibe esto con toda claridad. Tiranos, refinados traidores, monstruos de iniquidad podrán aparecer en el drama o en el poema épico, pero en el pecado llevarán la penitencia, y la reprobación universal será su castigo.

Adelante, siempre adelante, llevando a retaguardia al ciego africano, que en cuanto se enteró de que la recogían, se fue hacia los del Orden, pidiéndoles que a él también le echasen la red, y al mismo infierno le llevaran, con tal que no le separasen de ella.

Sin embargo, á veces, más por capricho que por necesidad, pedía que la llevaran en brazos; pero á los pocos momentos quería que la dejasen andar, y continuaba junto á Ester dando saltitos y tropezando á cada instante.

Sentíase capaz de robar para que sus restos reposasen en un féretro lujoso, para que se librase de la fosa común, para que no la llevaran a aquel matadero blanco, donde eran descuartizados los cadáveres... Pero ¡ay! sólo se muere una vez.

Por otra parte, estamos decididos á defendernos... No me digan ustedes ni una palabra más; les encuentro insensatos. Me están ustedes haciendo un capítulo del Monte-Cristo. Atrasan ustedes cincuenta años, mis buenos amigos. Pero quiero creer que á los primeros pasos se encontrarán con tales dificultades, que no llevarán adelante su empresa.

Palabra del Dia

bagani

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