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Actualizado: 21 de julio de 2025
Las listas de muertos no habían dicho nada tal vez de los ausentes. Y las cartas seguían partiendo hacia las líneas alemanas: unas cartas que nunca recibiría el destinatario. «Contesta. Cuando no escribes es tal vez porque nos preparas una buena sorpresa. No olvides el collar. Envíanos un piano. Un armario tallado de comedor me gustaría mucho. Los franceses tienen cosas hermosas...»
La cámara y todos los destinos pertencientes á su persona, se servian por damas y caballeros de la primera nobleza de España; asi lo dice en las listas que de ellos forma D. Lorenzo de Padilla. Inútil es hacer mencion de las ropas y alhajas que habian de adornar á tan augusta princesa: se puede decir para abreviar que se habian dispuesto con elegancia y profusion.
Hállase sí abundancia de barrilla, para hacer vidrio y jabon: abundancia de marmol colorado, con listas blancas, marmol negro, y alguno verde: mucha piedra de cal, y algunas peñas grandes de pedernales de escopeta, blancos y colorados, con algunos espejuelos dentro como diamantes: mucha piedra de amolar, y otra amarilla que parece vitriolo.
Y ese otro suntuoso que tiene torres como lanzas y alegría como de salón; ese que ha dado una parte de sus salas a dos pueblos de nuestra familia, a Colombia, que tiene ahora mucho que hacer, al Perú, que está triste después de una guerra que tuvo, ése es el pueblo bravo y cordial de Uruguay, que trabaja con arte y placer, como el de Francia, y peleó nueve años contra un mal hombre que lo quería gobernar, y tiene un poeta de América que se llama Magariños: vive de sus ganados el Uruguay, y no hay pueblo en el mundo que haya inventado tantos modos de conservar la carne buena, en el tasajo seco, en caldos que parecen vino, en la pasta negra de Liebig, y en bizcochos sabrosos: y en la torre, que se parece a una lanza, flota, como llamando a los hombres buenos, la bandera del sol, de listas blancas y azules.
Los negocios para que estábamos asociados, hacían necesario que Perico y yo nos viésemos a menudo; algunos días iba a comer con él, es decir, con ellos, pues vivía maritalmente en compañía de Enriqueta. Pocas mujeres tan agradables he conocido; sobre todo, tan listas.
No obstante, si lo era de hecho, dado que figuraba en todos los salones aristocráticos, en todas las listas de personas distinguidas que los periódicos publicaban al día siguiente de cualquier sarao, carreras de caballos, u otra fiesta cualquiera, de derecho distaba mucho de serlo por su origen. No podía ser más humilde.
Pero Rufete no se movía, y a la dudosa claridad que en el cuarto entraba se entretenía en revisar sus listas de traidores y sus listas de isabelinos.
Sea quien fuere, parece por su aspecto noble y caballeresco el tipo legendario del capitán español de aquellos tiempos. Representa su franca fisonomía más de cincuenta años: tiene la mirada expresiva, el pelo corto, el bigote y la gran perilla entrecanos. Resguarda su pecho una rica armadura entallada y damasquinada con listas de oro, y lleva guanteletes de lo mismo.
Al lado, numerosas y largas tarifas indican las líneas, los itinerarios, los precios: aconsejaremos sin embargo a cualquiera que reproduzca, al ver las listas impresas, la pregunta de aquel palurdo que iba a entrar en años pasados en el botánico con chaqueta y palo, y a quien un dependiente decía: No se puede pasar en ese traje: ¿no ve el cartel puesto de ayer?
59 Y ansí sufrí ese castigo tal vez por culpas ajenas, que sean malas o sean güenas las listas, siempre me escondo: yo soy un gaucho redondo y esas cosas no me enllenan. 60 Al mandarnos nos hicieron más promesas que a un altar, el juez nos jue a proclamar y nos dijo muchas veces: muchachos, a los seis meses los van a ir a relevar. 61 Yo llevé un moro de número ¡sobresaliente el matucho!
Palabra del Dia
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