Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 1 de junio de 2025
Al llegar aquí interrumpe su narración un tumulto, que se levanta detrás de la escena: son los ministros de la justicia que siguen el rastro á los ladrones. Don Lope corre á ocultarse; Don Mendo, al despedirse de él, repite su promesa anterior, y le pide una prenda para conocer por ella al mensajero que envíe de su parte.
Su mirada se posaba serena y fija en Juan Montiño, y su mano derecha tenía suspendida una pluma sobre un papel, como quien interrumpe un trabajo importante á la llegada de un extraño. La primera impresión que Juan Montiño sintió á la vista del religioso, fué la de un profundo respeto. Había algo de grande en el reposo, en la palidez, en lo sereno y fijo de la mirada de aquel religioso.
La víctima lucha; interrumpe con un sarcasmo acerado; Gladstone, en señal de acceder a la interrupción, toma asiento rápidamente; pero, al ver caer el dardo a sus pies, como si hubiese sido arrojado por la mano cansada del viejo Priamo, lo toma a su vez, y, con el brazo de Aquiles, lo lanza contra aquel que deja clavado e inmóvil por muchas horas. ¡Oh! ¡la palabra!
Que sea hombre de Estado o embajador, llego hasta su gabinete sin hacerme anunciar, y ese grande hombre interrumpe a menudo su trabajo para cantar un dúo con su antiguo amigo... Digo un dúo... ¡un solo! Porque siempre olvido mi parte, para escucharle.
La mesa está puesta, y entre el husmillo de una sabrosa sopa de anguila, queda todo en silencio, ese gran silencio de los apetitos robustos, que solamente interrumpe el feroz gruñir de los perros lamiendo a tientas sus cazuelas delante de la puerta. La velada no se prolongará mucho. Ya no quedamos junto al fuego, que también parpadea, más que el guarda y yo.
El puerto de la Guayra no es un puerto, ni cosa que se le parezca; es una rada abierta, batida furiosamente por las olas, que al llegar a los bajos fondos de la costa, adquieren una impetuosidad y violencia increíbles. Hay días, muy frecuentes, en que todo el tráfico marítimo se interrumpe, porque no es materialmente posible embarcarse. Por lo regular, el embarco no se hace nunca sin peligro.
El sabio que interrumpe sus estudios profundos saliendo á solazarse un rato con la amenidad de la campiña, no se fatiga, ántes se distrae, cuando atiende al estado de las mieses, á las faenas de los labradores, al murmullo de los arroyos, ó al canto de las aves.
Los mismos; BALBINA, que interrumpe bruscamente la escena, entrando por la izquierda presurosa y sofocada. BALBINA. ¡Señora, señora! BALBINA. ¡Ay, lo que ha hecho la señorita! Me han descubierto. Acaba... ELECTRA. Confesaré si me dejan. Ha sido que... BALBINA. Fue a casa de Don Máximo, y le robó... porque ha sido como un robo... muy salado, eso sí. DON URBANO. ¿Pero qué...?
No responde un pajarillo, no es un artista, porque lleva pantalón de plata; pero puede ser un príncipe. Puede ser un príncipe repite otro pajarito. Ni un artista, ni un príncipe interrumpe un viejo ruiseñor, que había cantado durante una primavera en los jardines de la subprefectura. Yo lo conozco: es... ¡un subprefecto!
Por su rostro vaga una sonrisa, una sonrisa horrible que no admite consuelo ni esperanza... Al fin interrumpe a su desgraciado hermano, que repite interminablemente su frase, como si esperara verla causar un efecto mágico. Basta; no sabes qué decirme y no puedes decirme nada.
Palabra del Dia
Otros Mirando