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Actualizado: 11 de octubre de 2025
El catedrático de Física e Historia natural, señor Marroquín, era un antiguo republicano de barricada, que había perdido la plaza de auxiliar en el Instituto de San Isidro por sus ideas políticas y religiosas. En toda España no había hombre más heterodoxo que él: no creía ni en la madre que le parió.
Ya Sol ha acabado su colegio; pero para que mi obra no quede incompleta, voy a dejarla en él como profesora, y así ayudará a su madre a llevar los gastos de la casa, y le hemos tomado ya a doña Andrea una casita mejor, cerca del Instituto. Yo espero añadió la señora gravemente, y como si las estrellas no estuviesen brillando en el cielo , que Sol será una buena maestra.
Hablaba muy poco; no jugaba nunca; sus placeres consistían en salir de paseo con su papá y otros señores mayores, y que así le viesen sus amigos y compañeros de Instituto.
Las bibliotecas públicas con que cuenta Paris son muchas y notables, mereciendo ser citadas la Imperial de la calle Richelieu, la del Instituto, Escuela de medicina, Santa Genoveva, Louvre y otras varias.
Claro está que el Sr. Muñoz y Pabón nada inventa de indecoroso ni de ofensivo, como, por ejemplo, lo que alguien ha pretendido probar recientemente en Alemania, de que Cristo estuvo estudiando en cierto colegio o Instituto de no recuerdo bien qué ciudad de la India; pero todavía, a pesar de lo inocente y católico de lo inventado por el Sr.
El fruto de esta doble enseñanza era una agrupación de jóvenes robustas, alegres y encantadoras que daban al Instituto infinito crédito.
Cuando Mendive salió para España a cumplir condena, Martí, a quien la existencia se le quedó por esa causa como sin luz y sin guía y sin amparo, empleose, con el fin de ayudar a su padre, siempre gruñón y descontento de él, en el escritorio de don Cristóbal Madan, antiguo amigo del bardo desterrado. A su vez, Martí seguía sus estudios en el Instituto de Segunda Enseñanza.
Llegado don Pedro á la cumbre de su carrera gloriosa con la posesión de una cátedra en el Instituto de Barcelona, visitaba todas las tardes á Cinta, pasando hora y media en su salón con exactitud cronométrica. Ni el más leve pensamiento de impureza agitó jamás al profesor.
La fundación del Convento de Religiosos Mercenarios, es casi tan antigua como su instituto: los Reyes de Aragón ayudaron mucho al patriarca en esta empresa en la época precisamente en que el Rey D. Alonso II había creado en Teruel la orden militar llamada del Redentor, que por la semejanza en sus objetos fue una imagen de este instituto; y este establecimiento que aquí tuvo su origen y centro, fue posteriormente incorporado a la compañía de los caballeros de San Jorge de Alfambra y en la Iglesia parroquial de San Miguel de Teruel, consérvase una capilla y altar antiquísimo que pertenecía a dicha orden.
Si son asuntos vulgares, que es el instituto de la obra, la materia es de poca consideracion, y solo los adornos la hacen recomendable.
Palabra del Dia
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