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Actualizado: 11 de junio de 2025


Al pasar por Guanda, Navarro salió a su encuentro, y mediando entre ambos un arroyo, le anunció en frases solemnes y claras su designio de matarlo, con lo que se volvió tranquilo a la casa en que estaba a la sazón almorzando. Villafañe tuvo la indiscreción de alojarse en Tilo, lugar distante sólo cuatro leguas de aquél en que el reto había tenido lugar.

¿Y era, si no es indiscreción?... Liette Raynal. Raúl se mordió los labios. En el estado de ánimo en que se encontraba, aquel nombre sonaba de un modo particularmente desagradable a su oído. Pero no por eso perdió la ocasión de preguntar con maña: ¿La institutriz de mi pobre Blanca? , era una persona de mérito añadió con indiferencia. ¿Qué ha sido de ella? Sigue en Candore.

El cura, a pesar de la resistencia de Juan, iba a lanzarse en el panegírico de su ahijado, cuando Bettina intervino, diciendo: Es inútil, señor cura; no digáis nada... todo lo que podríais decir, lo sabemos. Hemos cometido la indiscreción de tomar informes sobre el señor... ¡oh! casi dije el señor Juan... sobre el señor Reynaud. ¡Y nos los han dado admirables!

Miguelina se cubría la cara con ambas manos y de buena gana se hubiera tapado los oídos. ¡Calle usted! repetía. ¿Por qué habrá vuelto, Dios mío? Nunca imaginé dijo Delaberge impaciente que mi presencia le había de causar tan gran disgusto... Supongo que no me habrá de creer usted capaz de la menor indiscreción... Tranquilícese, pues, que todo se quedó y se quedará entre nosotros.

Adivinó más que descifró los caracteres que se evaporaban ante su vista débil. «Fermín: necesito ver a usted, quiero pedirle perdón y jurarle que soy digna de su cariñoso amparo; Dios ha querido iluminarme otra vez; la Virgen, estoy segura de ello, la Virgen quiere que yo le busque a usted, que le llame. Pensé en ir yo misma a su casa. Pero temo que sea indiscreción.

Yo le había dicho que si por indiscreción o vanidad suya alguna persona, cualquiera que fuese, llegaba a conocer nuestro secreto, le aborrecería... Después del día en que hablé con él en las Cortes, cuando se empeñó en que le habíamos de seguir a bordo de no qué barco, y al fin nos envió a casa con fray Pedro Advíncula; después de aquel día, digo, no le había vuelto a ver... Mi madre sospechaba de ti y le había prohibido entrar en casa. ¿Recuerdas aquella anciana pordiosera que iba a casa a vender rosarios?

Fuí a visitarla, y habiendo cometido la indiscreción de decirle que te quería, se enfureció de tal modo, que me hizo poner en la puerta de la calle. Inés cruzó las manos, dejándolas caer luego con desaliento sobre su falda, mientras elevaba sus ojos al cielo, sin decir nada.

Palabra del Dia

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