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Actualizado: 14 de mayo de 2025
Sin querer imitar a nadie, espontáneamente, hasta contra nuestra voluntad, hasta cuando nos empeñamos en ser o en aparecer como de otro siglo o como de otra época, somos por virtud de leyes ineluctables, de nuestra época y de nuestro siglo. Supongamos por un instante que no hay esas novelas francesas y rusas que el Sr.
Y, sobre todo, carece de lo que da al verdadero pez vigor en sus movimientos, la viva contracción de la espina para golpear fuertemente con la cola: lo único que puede imitar el hombre, aunque muy imperfectamente, son las nadaderas.
Prima, para darte gusto, voy a reventar de entusiasmo por imitar al público, como hizo la rana, queriendo alcanzar el tamaño del buey. Acabo de ser testigo de la ovación imperial que se ha hecho a esa octava maravilla. Cuéntanos eso dijo la condesa . Cuéntanoslo. Cuando bajó el telón, hubo un momento en que se me figuró que íbamos a tener una segunda edición de la torre de Babel.
Había vuelto a encontrar mi alegría y hablaba sin cesar, divertiéndome en imitar el modo y la voz de uno de nuestros invitados cuyos defectos exteriores me habían llamado la atención. Reina, eres muy mal educada decía Blanca. Habla así respondí, apretándome la nariz para imitar la voz de mi víctima.
Se notaba en su persona un deseo de imitar á las gentes de espada cuando de tarde en tarde adoptan el hábito civil; la aspiración de todo burgués alemán á que lo confundan con los de clase superior. Sus pantalones eran estrechos, como si estuvieran destinados á enfundarse en botas de montar.
Sus vidas volverían á ser como antes, con la regularidad de las leyes naturales, que parecen desviarse un momento, pero tornan al fin á su ordenado curso. Más necesitada y más vieja en esta vida de apuros económicos, ella no podía imitar la calma con que aceptaba Lubimoff su momentánea ruina.
Hubo grandes diferencias entre mis padres sobre a quién había de imitar en el oficio; mas yo, que siempre tuve pensamientos de caballero desde chiquito, nunca me apliqué ni a uno ni a otro. Decíame mi padre: "Hijo, esto de ser ladrón no es arte mecánica, sino liberal. Quien no hurta en el mundo, no vive. Muchas veces me hubieran llevado en el asno si hubiera cantado en el potro.
La libertad, según esta señora, se refería principalmente al sexto mandamiento. «Ella no había sido ni mala ni buena, sino como todas las que no son completamente malas, pero tenía la virtud de la más amplia tolerancia. Opinaba que lo único bueno que la aristocracia de ahora podía hacer era divertirse. ¿No podía imitar las virtudes de la nobleza de otros tiempos?
Hay en el estilo de El Solitario una preocupación grande por imitar a Cervantes, y, como él dice anunciando sus novelas, procura mostrar "su originalidad en que sus obras y partes componentes no se presenten afeadas con el moderno, vandálico, bárbaro idioma que hoy suplanta a la propiedad y hermosura de nuestra lengua".
¿Ya no te he dicho -respondió don Quijote- que quiero imitar a Amadís, haciendo aquí del desesperado, del sandio y del furioso, por imitar juntamente al valiente don Roldán, cuando halló en una fuente las señales de que Angélica la Bella había cometido vileza con Medoro, de cuya pesadumbre se volvió loco y arrancó los árboles, enturbió las aguas de las claras fuentes, mató pastores, destruyó ganados, abrasó chozas, derribó casas, arrastró yeguas y hizo otras cien mil insolencias, dignas de eterno nombre y escritura?
Palabra del Dia
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