Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 16 de mayo de 2025
Este es acaso nuestro estado, y éste a nuestro entender el origen de la fatuidad que en nuestra juventud se observa: el medio saber reina entre nosotros; no conocemos el bien, pero sabemos que existe y que podemos llegar a poseerle, si bien sin imaginar aún el cómo.
Me ofende, señorita, que acoja Vd. de este modo el paso que doy, encaminado solamente a dejar a salvo mi conciencia, procurando a Vd. un amargo, pero saludable desengaño; porque ya he dicho que mi madre y yo nos resistimos a que nunca pueda usted imaginar que contribuimos a que Pepe busque tan indebido modo de hacer fortuna... Respecto a las relaciones de mi hermano con esa desdichada joven, estoy seguro de que son ciertas.
En aquel momento el doctor Lorquin, que se había quedado fuera para desenganchar el caballo, abrió la puerta exclamando: ¡La batalla se ha perdido! Aquí vienen las gentes del Donon; acabo de oír la cuerna de Lagarmitte. Fácil es imaginar cuál sería la emoción de los presentes al escuchar tales palabras.
La eternidad no la podemos imaginar, y la tenemos por cierta. Tampoco podemos imaginar al infinito, y no obstante le tenemos por exîstente. ¿Por qué, pues, se ha de dar tanto valor á la imaginacion en unas cosas, y no en otras?
Las cartas cariñosas que enviaba á Canzana no podían infundir semejante recelo. Poco á poco y haciendo justicia al carácter de Demetria se puso á imaginar que si ésta le viese no apartaría de él los ojos, antes le saludaría afectuosamente, si no como amante, al menos como un buen amigo suyo y de sus padres adoptivos.
Juan le hizo muchas caricias, besos por aquí y allí, en el cuello y en las manos, en las orejas y en la coronilla; besos en un codo y en la barba, acompañados del lenguaje más finamente tierno que se podría imaginar. «No aguanto más, no puedo aguantar más» era lo único que ella decía con angustioso hipo, mojándole a él la cara y las manos con tanta y tanta lágrima. No podía tener consuelo.
Dejándole plantado en medio de la calle, dirigiose a la puerta del palacio. El gran sobresalto de su alma crecía a cada paso. ¡Oh! Sin duda, su abuelita la esperaba con igual ansiedad. Hasta llegó a imaginar que estaría en un balcón esperándola. Miró y no había nadie.
El ser inteligente puede pensar en otro, aunque este otro no exista; pero para el ser no inteligente cuando el otro no existe en realidad, no existe de ningun modo; por consiguiente no es posible ninguna relacion; todas las que se finjan son contradictorias, y por tanto es absurdo el imaginar que lo que no es, comienza á ser.
Hízolo así, y quedó don Quijote con la más estraña figura y más para hacer reír que se pudiera imaginar.
Quizá, por falta de antecedentes, no estuviera Tirso en situación de apreciar todo esto; pero alcanzó lo bastante para convencerse de que, ni Leocadia estaba verdaderamente enamorada, ni desecharía por Millán lo que el desvergonzado lenguaje de la codicia llama una proporción; lo cual le autorizaba a imaginar que, si la madre había cedido por docilidad, la vanidad y el amor propio serían buenos medios para subyugar a la hija.
Palabra del Dia
Otros Mirando