Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 20 de junio de 2025


D. Fadrique creía en Dios y se imaginaba que tenía ciencia de Dios, representándosele como inteligencia suprema y libre, que hizo el mundo porque quiso, y luego le ordenó y arregló según los más profundos principios de la mecánica y de la física. Á pesar del Cándido, novela que le hacía llorar de risa, D. Fadrique era casi tan optimista como el Dr.

Siempre que se imaginaba el estado de la conciencia de la infeliz en la víspera de la catástrofe, reconocía la posibilidad del suicidio y hasta se decía que debía haberse suicidado.

Se imaginaba a la hija de Pep guisando, yendo y viniendo junto al hogar, seguida por la mirada de la madre, payesa infeliz y de silenciosa torpeza, que no osaba poner mano en las cosas del señor.

Y, preciso es confesarlo: las praderas y valles del lugar de don Silvestre, como toda la Montaña, superaban en perspectiva á todos los cuadros que se imaginaba el señor de la corte: en esta parte era feliz el amigo de don Silvestre.

Su única preocupación al salir de estos suplicios era que Isidro no se enterase de la verdad. ¡Cómo se burlaría de él al conocer la conducta de Maud!... Y a impulsos de su orgullo varonil, de esa vanidad jactanciosa del macho, que transige con la mentira para conservar su prestigio, aceptaba las felicitaciones y la envidia de Maltrana, que se lo imaginaba triunfador.

En la alucinación del entusiasmo, tal vez imaginaba que todos los seres inmortales acudían a ver la velada y a honrarla con su presencia.

Primero sintió el alma invadida de tristeza, después se hizo disimulada; y por último cayó en profunda melancolía como espíritu débil a quien brutalmente se arrancan de cuajo ilusiones y esperanzas. «¿Estará enamoradaimaginaba la prima doña Flora. «¿Tendrá pasión de ánimodecía la doncella. «Esta chica está mala», pensaba su padre. Nadie comprendía la causa de aquel cambio.

Reynoso la miró prolongadamente con ojos escrutadores. Está bien, hija mía; ya que quieres a todo trance que te hable con franqueza, y ya que veo que no tienes ese empeño en vivir en Madrid que yo imaginaba, te lo confesaré... No dejo el Sotillo con placer. Aquí he nacido y me he criado y aquí y en todas partes donde he vivido la soledad ha sido mi fiel compañera.

De no ser su hermana, hubiese querido ser su amante. Y al agotarse la lluvia de flores se apartó, para no turbar con su presencia el dolor gimente de los padres. Ante la inutilidad de sus quejas, el antiguo carácter de don Marcelo se había despertado colérico, rugiendo contra el destino. Miró al horizonte, allí donde él se imaginaba que debían estar los enemigos, y cerró los puños con rabia.

Se imaginaba ser un personaje muy importante, de una posición muy elevada; pero no tenía un concepto preciso de cuál era tal posición, y sus ideas sobre ella cambiaban muy frecuentemente: tan pronto se creía el conde Almaviva como el gobernador de la ciudad o un taumaturgo y bienhechos de los hombres.

Palabra del Dia

cabalgaría

Otros Mirando