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Actualizado: 19 de junio de 2025
Están todavía en los comienzos de un posible desarrollo, y sin embargo, él las presentó al público como negocios en plena prosperidad. Era un hombre que, según afirman algunos, tuvo más de iluso que de criminal; pero esto no impide que haya arruinado á muchas gentes. Además, parece que invirtió una parte considerable del dinero de sus accionistas en gastos particulares.
Los dos hombres, después de hablar largamente de esta catástrofe, acabaron por sentir cierto optimismo, como todos los que se familiarizan con la desgracia. ¡Quién podía conocer la verdad exacta mientras los asuntos del banquero no fuesen puestos en claro por el juez!... Fontenoy era más iluso que criminal; esto lo reconocían hasta sus mayores enemigos.
Luego sin este supuesto no hay principios sobre que fundar, no hay nada; no hay mas que ilusion, y bien mirado, ni ilusion siquiera, pues no hay ilusion si no hay iluso. Nuestra existencia no puede ser demostrada: tenemos de ella una conciencia tan clara, tan viva, que no nos deja la menor incertidumbre; pero probarla con el raciocinio es imposible.
Del primer resoplido, al morder el helado, fué éste con la copa hasta la mesa inmediata; y como el que ha tragado polvos de salbadera, Seturas escupía, se sonaba las narices y gritaba pidiendo agua, empeñado el iluso en que aquello abrasaba; y, por último, comenzó á estornudar ... ¡pero de qué modo!: cada estornudo era un cañonazo bajo los relucientes techos del café, acompañando á cada explosión una lluvia menuda que fué la delicia de los inmediatos parroquianos, durante las quince ó veinte veces que las mucosas de don Silvestre le dijeron «agua va». El estrépito duró un par de minutos.
Y entre esta sociedad híbrida e incolora como la Memoria de un ministro, mi amigo don Benito, cuya acrisolada y noble honradez se confunde por el positivismo contemporáneo con el sueño de un iluso, solía de repente estallar con noble sarcasmo, sintiendo probablemente cuán estériles han sido las desgracias del pasado y cuán injustamente ha repartido el destino sus favores en el presente.
Hay gentes visionarias continuó Salvatierra que sueñan con traer a estas llanuras el agua que se pierde en las montañas y establecer en tierras propias a toda la horda de desesperados que engañan el hambre con el gazpacho de la gañanía. ¡Y esperan hacer esto dentro de la organización existente! ¡Y aun muchos de ellos me llaman iluso!... El rico tiene sus cortijos y sus viñas y necesita del hambre, que es su aliada, para que le proporcione los esclavos del jornal.
Estas palabras ya no hacían sonreír a los socios del Caballista, sino que las aprobaban con fervorosos gestos, con toda su fe de ricos labradores, que encogían los hombros cuando algún iluso proponía pantanos y canales, y todos los años costeaban grandes fiestas a la Virgen de la Merced, sacándola en rogativa apenas faltaba el agua a sus campos.
Dos hermanitos, hijos de una distinguida familia de Buenos Aires, se abrazan para morir, y el cadáver del uno resguarda de las balas al otro. «Yo estoy libre grita ; me he salvado por la ley.» ¡Pobre iluso! ¡Cuánto hubiera dado por la vida! ¡Al confesarse había sacado una sortija de la boca donde, para que no se la quitaran, habíala escondido, encargando al sacerdote devolverla a su linda prometida, que al recibirla dió, en cambio, la razón, que no ha recobrado hasta hoy la pobre loca!
Palabra del Dia
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