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Actualizado: 3 de junio de 2025


Una sonrisa se dibuja en los labios de JUNO, sonrisa que se disipa rápidamente cuando subir y bajar á los dos platillos donde el QUIJOTE y la ILIADA están. Suspensos están los ánimos: ninguno habla, ninguno respira. Se volar un C

Así empezó la cólera de Aquiles, que es lo que cuenta la Ilíada, desde que se enojó en esa disputa, hasta que el corazón se le enfureció cuando los troyanos le mataron a su amigo Patroc quemándoles los barcos a los griegos y los tenía casi vencidos.

El Ramayana, la Iliada y la Odisea, epopeyas que reflejan civilizaciones enteras, que llevan dentro de un mundo de ideas y costumbres, de sucesos, de noticias científicas é históricas, no tienen tantas páginas como ciertas novelas modernas. El mundo contiene ya tantas grandes y bellas, que se necesita una prolongada vida para leerlas todas.

Y siendo además indispensable, a fin de que la epopeya logre vida inmortal y clara, gran primor de forma y nitidez y flexibilidad de expresión, es indispensable también, la rarísima coincidencia de que, en ese momento inicial, en ese florecer intuitivo de la inteligencia y de la fantasía de la muchedumbre, posea ésta un idioma formado, rico y hermoso, como aconteció en Grecia, cuando surgió por vez primera la Ilíada o fueron apareciendo los diversos cantos de que más tarde hubo de tejerse toda ella.

Si no soy yo tamaña Como usted, mi señora la montaña, Usted no es tan pequeña Como yo, ni a gimnástica me enseña. Yo negar no imagino Que es para las ardillas buen camino Su magnífica falda: Difieren los talentos a las veces: Ni yo llevo los bosques a la espalda, Ni usted puede, señora, cascar nueces.» P/ La Ilíada, de Homero

No tenían ganas don Jorge ni sus compañeras de relatar las aventuras personales, y el plan hubiera fracasado también a no ser por Tomás Búfalo. Algunos meses antes había encontrado por casualidad un tomo desparejado de la ingeniosa traducción de la Iliada, por Mr. Pope.

»Quizá los demás la juzgan vacilante; pero para ti anda con paso seguro. »No balbucea, que ya habla. »No deletrea, que lee. »Te empequeñeces para ser de su estatura y te admiras de encontrar en los cuentos de Perrault más interés que en la Iliada.

Nada mejor pensado, ni mejor escrito, ni más entusiasta á par que juicioso, ni más esmaltado de sentencias metafísicas, estéticas y morales, puede, en mi sentir, escribirse en elogio del príncipe de nuestros ingenios, Miguel de Cervantes Saavedra, á quien coloca Montalvo entre los mayores que ha habido en el mundo, y á cuyo Quijote sólo pone por cima la Biblia y la Iliada.

JÚPITER, permíteme que hable la primera, como tu esposa y madre de los dioses más poderosos. Ninguno mejor que yo podrá presentarte el mortal más perfecto que el divino HOMERO. Y á la verdad, ¿quién osará disputarle la supremacía, así como ninguna obra puede competir con su Iliada, valiente y atrevida, y su reflexiva y prudente Odisea? ¿Quién, como él, ha cantado tu grandeza y la de los demás dioses, tan magníficamente como si nos hubiera sorprendido en el Olimpo mismo y asistido á nuestras asambleas? ¿Quién contribuyó más á que el odoro incienso de la Arabia se quemase abundantemente ante nuestras imágenes y se nos ofreciesen pingües hecatombes, cuyo sabroso humo, subiendo en caprichosos espirales, nos era tan grato que aplacaba nuestras iras? ¿Quién, como él, refirió las batallas más sublimes en más hermosos versos?

Demuéstrase en él, entre otras cosas, por las leyes del Concejo, la antigua y suma importancia de la ganadería en la Montaña. Y ésta más, Los Eddas, traducción del poema de este nombre, algo como la Iliada de los suecos: es empresa de los albores literarios de nuestro amigo.

Palabra del Dia

rigoleto

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