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Actualizado: 5 de septiembre de 2025


Si se la pone cuando es pequeña dentro de una caña hueca, corre por dentro y toma su forma; y si se la deposita en jarros y pucheros de formas extrañas, o aun en los más humildes recipientes, también se adapta a ellos y crece según el molde.

Pero hay un medio de proporcionar una felicidad relativa á los humildes: darles la esperanza de llegar á ricos, de emanciparse de toda servidumbre, de realizar el ideal de libertad que todos sienten.

Mostráronse los hijos humildes y obedientes; lloraron las madres; recibieron la bendición de todos; pusiéronse en camino con mulas propias y con dos criados de casa, amén del ayo, que se había dejado crecer la barba, por que diese autoridad a su cargo.

»Reciba usted, señora, el homenaje de los sentimientos de la más profunda simpatía, y reconózcanos como sus más humildes y fieles servidores. La época más dichosa en la vida de una joven es el año que precede a su matrimonio.

Pues ¿quién será Isabel, locura mía, Con hermosura y prendas celestiales? ¡Oh! ¿cuándo resistió tanta porfía La bajeza de humildes naturales? 2410 No ha de pasar sin que lo sepa el día. Industrias hay; y si por dicha iguales Somos los dos, como mi amor desea, Tu cántaro, Isabel, mi dote sea.

Así, pues, un verdadero caballero, un espíritu culto, un hombre distinguido de frac adentro debe ser siempre solícito y obsequioso con las señoritas poco agraciadas, contribuyendo a mantener en ellas esa deleznable ilusión sobre sus dones físicos. No confío mucho en ver seguido este piadoso consejo, pues los hombres siempre fueron y serán humildes esclavos de la belleza.

Y el hombre práctico, el inglés, para no divagar más, cubría otras dos hojas con las explosiones de su indignación contra todo lo que le rodeaba: contra sus hermanos de raza, tímidos y humildes, que besuqueaban la mano enemiga; contra los nietos de los antiguos perseguidores; contra el feroz padre Garau, del que no quedaba ya ni polvo; contra la isla entera, la famosa Roqueta, a la que vivían sujetos los suyos por un amor al terruño, pagado siempre con aislamientos e insultos.

Despavorido bajó a la cuadra, donde tiene su caballo, le puso la silla y se lanzó al camino, aquel camino aldeano de verdes orillas, que cruza por delante de la casona hidalga. Uno de esos caminos humildes, que guían a todas partes. Un poco más adelante, siguiendo por aquel camino humilde de verdes orillas, un paraje de álamos y de agua.

Con esto, sin embargo, poco ó nada adelantaban los miles de negros, analfabetos en su inmensa mayoría, que seguían las inspiraciones del audaz jefe racista: esos desventurados, no obstante su ignorancia, se daban cuenta de que la derogación de la Ley Morúa ningún beneficio directo habría de reportarles: individual y colectivamente, ellos continuarían siendo los más humildes, los más desgraciados, los más perseguidos por el destino adverso.

Ese amor de Martí para todo lo humano, hasta el punto de que pudo tomar como lema de su existencia aquel verso famoso de Terencio, pues que nada que fuera humano, en efecto, le era extraño, se manifiesta muy principalmente hacia los pobres, hacia los humildes, hacia los débiles. Martí se abría muy fácilmente camino en el corazón de ellos.

Palabra del Dia

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