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Actualizado: 26 de noviembre de 2025
16 Oliva verde, hermosa en fruto y en parecer, llamó el SE
Sí, tío; pero me había dicho que sería hoy, y lo deseaba yo, porque Vd. recuerda que hoy hace tres años que se lo llevaron, y como me cree culpable, deseaba yo en este día pedirle perdón... ¡Harto ha padecido el pobrecito! Amigo mío, dije yo al cura, ¿podría Vd. decirme qué pena aflige a esta hermosa niña y por qué desea ver a esa persona?
La dama avanzó dos pasos y vió en la pared fronteriza, sobre el sillón mismo de la mesa de escribir, el retrato en fotografía ampliada de una señora excepcionalmente hermosa, y que, sin duda, guardaba cierto parecido con ella, aunque no tan claro como el joven decía. Sobre el retrato, sujeto al marco, había un ramo de siemprevivas.
Prefieres no ver.... ¡Oh! ¡Madre de Dios divino, qué alegría tengo dentro de mí! Prefiero no ver con los ojos tu hermosura, porque yo la veo dentro de mí clara como la verdad que proclamo interiormente. Aquí dentro estás, y tu persona me seduce y enamora más que todas las cosas. Sí, sí, sí afirmó la Nela con desvarío yo soy hermosa, soy muy hermosa.
La hermosa no pudo reprimir una levísima sonrisa, a cuya luz se pudo percibir mejor la peregrina belleza de que estaba dotada. En carruaje descubierto bajaban dos caballeros que le dirigieron un saludo reverente, al cual respondió ella con una imperceptible inclinación de cabeza.
Acabáronse las vísperas, y la fiesta de Santa Ana, y quedó Preciosa algo cansada; pero tan celebrada de hermosa, de aguda y de discreta, y de bailadora, que a corrillos se hablaba della en toda la Corte. De allí a quince días volvió a Madrid con otras tres muchachas, con sonajas y con un baile nuevo, todas apercebidas de romances y de cantarcillos alegres, pero todos honestos.
Después de todo, en ella no había envejecido nada, nada más que aquel rostro que se empeñaba en ajarse y aquella cabeza que producía con horrible feracidad cabellos blancos. La carne de su cuerpo, su pecho, sus brazos, sus espaldas, conservaban la misma tersura de alabastro, el mismo brillo adorable, sello de una raza fina y hermosa.
Ello era que allí habían encontrado a la hermosa Híala debajo de aquel poderoso árbol sumergida en un profundo parasismo.
Pescadores, sin más bienes que una barca y una cabaña en la playa; yo crecí allí libre, al sol y al aire, delante del mar, tan ancho, tan azul, tan hermoso, guardada por las espaldas por las verdes montañas de mi hermosa Galicia. ¿No es verdad, señor, que nadie al verme, al escucharme, puede creer que yo he sido una pobre muchacha que se llamaba Aniquilla, que corría descalza por las rocas buscando mariscos cuando era niña, y que más tarde?... ¡oh, Dios mío!
Probablemente están tañendo a todas horas, desde esa mole hinchada, de alargado cuello, que gravita sobre las prietas casucas, como una avestruz clueca que empollase una nidada de escarabajos. ¿Y esto es una calle, una calle hermosa? Una calle es una arteria de una ciudad, por donde deben circular la salud y la vida.
Palabra del Dia
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