United States or Gibraltar ? Vote for the TOP Country of the Week !


Según allí refirieron, la lucha había sido horrorosa, y los dos poderosos navíos, cuyos penoles se tocaban, estuvieron destrozándose por espacio de seis horas, hasta que herido el general Álava, herido el comandante Gardoqui, muertos cinco oficiales y noventa y siete marineros, con más de ciento cincuenta heridos, tuvo que rendirse el Santa Ana.

3 Y se agravó la batalla sobre Saúl, y le alcanzaron los flecheros, y fue herido de los flecheros. 4 Entonces Saúl dijo a su escudero: Saca tu espada, y pásame con ella, para que no vengan estos incircuncisos, y hagan escarnio de ; mas su escudero no quiso, porque tenía gran miedo. Entonces Saúl tomó la espada, y se echó sobre ella.

El fraile se precipitó sobre él. ¡Desgraciado! ¡sólo él puede salvarnos! ¡sólo él conoce la salida! Viendo aquel movimiento hostil, el gitano había entrado en el mar que ya cubría el pecho de su caballo. He ahí a los aduaneros que bajan las últimas rampas, hijos míos, y ya sabéis que ahora las balas hacen daño dijo el maldito señalando al contrabandista herido de muerte.

Y se fue, zarandeando el farol en una mano y requiriendo con la otra el abrigo que se le deslizaba de los hombros; pero tosiendo mucho y muy anheloso de respiración. Aquel cuerpo caduco y herido de muerte ya, no podía resistir sin grandes quebrantos y protestas los ajetreos en que le empeñaba la vivacidad del espíritu encerrado en él.

Un oficial que mandaba en la primera batería subió a tomar órdenes, y antes de hablar cayó muerto a los pies de su jefe; otro guardia marina que estaba a su lado cayó también mal herido, y Uriarte quedó al fin enteramente solo en el alcázar, cubierto de muertos y heridos.

Era tan insólito que un gallego se atreviese a bravear de exagerado y embustero delante de un andaluz, que éste, herido en su amor propio y en los fueros de su país, llegaba en ocasiones a enfadarse, dudando si Saleta era un tonto o por tales tenía a los que le escuchaban.

Esta villa lleva el nombre del Capitan Lujan, que vino con D. Pedro de Mendoza á la fundacion de la capital de Buenos Aires; y habiéndose hallado en la reñida funcion de la Matanza, distraido en la persecucion de los indios, se extravió, y no sabiendo volver, se halló muerto de hambre y herido al lado de su caballo, junto al arroyo que por eso llaman Lujan, y pasa junto á la villa.

El sacerdote corrió hacia él; pero ya estaba muerto, herido por una bala en la sien. Esa noche la aldea era nuestra, y al siguiente día se depositó en el cementerio de Villersexel el cuerpo del doctor Reynaud. Dos meses después, el abate Constantín traía a Longueval los restos de su amigo, y detrás del ataúd, a la salida de la iglesia, caminaba un huérfano. Juan había perdido también a su madre.

Y en efecto, el ilustrado cuerpo de redacción de La Abeja, herido, escarnecido, arrojado ignominiosamente de su santuario por una miserable sirviente, bajó las escaleras a toda prisa, se disolvió al llegar a la calle, se esparció por Madrid y nunca más volvió a juntarse. Era un caballero fino, distinguido, de fisonomía ingenua y simpática.

El miedo á que se aproximase la hizo marchar hacia él. Dijo unas palabras al militar, que continuó en el banco recibiendo sobre el vendaje de su rostro un rayo de sol que parecía no sentir. Luego se levantó, yendo al encuentro de Julio, y siguió adelante, indicándole con un gesto que se situase más lejos, donde el herido no pudiera escucharles. Detuvo su paso en un sendero lateral.