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El castillo cuyas torrecillas descollaban muy poco sobre las viejas encinas que le rodeaban, y que sólo era visible por cortes hechos a través del bosque, con su vieja fachada gris, sus altas chimeneas coronadas de humo, sus invernaderos cerrados, sus avenidas alfombradas de hojas muertas, resumía, en algunos detalles de su aspecto, el carácter triste de la estación y la melancolía de los lugares.

El feudalismo no dice ya «nada de hijas delante de los hijossino «nada de hijos delante de los primogénitos...» Perfectamente exclamó el cura. Va usted a ver en seguida el encadenamiento de los hechos.

Pregunté al boyero por dónde se subía más de prisa a Bisusalde, y me mostró el camino, que, al principio, más que camino, era una escalera formada por tres o cuatro tramos hechos con vigas y que terminaba en una cuesta en zig-zag.

Si pudiéramos ver la historia secreta de todos los hechos sociales ¡cuántas lecciones hallaríamos! ¡Cuántos escarmientos vendrian á castigar nuestras imprudencias! ¡Cuántos desgraciados habrán subido las gradas del patíbulo, por las extravagancias de sus madres, madres como esa madre de Batiñoles!

Así como las fronteras nacionales tienen sus jefes de aduana sin cuyo pase no es posible entrar, el real sitio de San Lorenzo posee un interesante personaje (nada antipático por cierto) sin cuya compañía es de todo punto inútil, si no imposible, visitar los monumentos, los jardines y demas bellezas del lugar. Ese personaje es un ciego, llamado Cornelio, de reputacion mas que europea, anciano muy bondadoso y atento y de una memoria prodigiosa apesar de sus setenta y seis años. Cornelio es el guia ó cicerone obligado de todo el que visita el palacio del Escorial. El siglo XIX lo encontró ya privado de la vista, y durante cincuenta ó mas años el pobre ciego ha recorrido por lo ménos quince mil veces todos los claustros, salones, galerías, escaleras y patios del inmenso edificio, y relatado dia por dia los mismos hechos y las mismas cosas á centenas de miles de curiosos visitadores.

Evaristo Estenoz, hombre ambicioso y de muy elástica moral, producto acabado y típico de una gigantesca revolución ultrademocrática que trastornó por completo la vida social y política del país, encumbrando á los menos capacitados y hundiendo en las sombras del olvido los más brillantes talentos y los más sólidos prestigios; Estenoz, que sin estar dotado de verdadera inteligencia poseía la vivacidad característica del politicastro surgido de los comités de barrio, era tal vez entre todos los suyos, el único que aspiraba con toda sinceridad á obtener la derogación de la expresada ley, que inspirada acaso en el deseo de contener á los blancos, sólo ha servido, á juzgar por los hechos, para exasperar á los negros.

Como los hombres de remotas edades, estamos libres de convencionalismos; nuestra gravedad de encargo puede desaparecer para ser sustituída por franca y ruidosa alegría; nosotros, civilizados, envejecidos por el estudio y la experiencia, nos encontramos hechos niños como en los primeros tiempos de la infancia del mundo.

34 Lo demás de los hechos de Jehú, y todas las cosas que hizo, y toda su valentía, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel? 35 Y durmió Jehú con sus padres, y lo sepultaron en Samaria; y reinó en su lugar Joacaz su hijo. 1 Y Atalía madre de Ocozías, viendo que su hijo era muerto, se levantó, y destruyó toda la simiente real.

No me refiero á la casa fastuosa, al palacio que quisieran los ricos erigir orillas del mar: hablo de la modesta casa de las fortunas medianas. Es un arte que está por crear todavía, y todos parecen ignorarlo. Los ensayos hechos hasta ahora son copia de tipos en contradicción con nuestros climas y la vida de las costas.

Lóndres, en 1856, ha dado al mundo un espectáculo repugnante: la propiedad y la vida amenazadas é inseguras; los ciudadanos, en medio de las calles, apaleados; los robos y los insultos hechos de dia en medio de la metrópoli; los caminos todos de los alrededores de Lóndres cubiertos de mendigos, que se ocupaban en acometer y maltratar á las mujeres desvalidas.