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Actualizado: 1 de junio de 2025
Enterró Margarita a doña Guiomar con gran pompa, que su herencia había aceptado, y a ella tocaba procurarla los últimos homenajes. Enterrado fue asimismo con gran ostentación por sus parientes don Baltasar de Peralta, y andando no mucho tiempo, en galeras se vio con un grillete, remando por el rey, con sentencia para toda su vida, el ilustre rapista Viváis-mil-años.
Es que hoy me sucede una felicidad por la cual suspiraba desde hace mucho tiempo, como por la libertad de la esclavitud más dura. La loca era para mí una fuente de dolor y un peso tan penoso como el grillete de un presidiario. Me veo libre de esa cadena y respiro por vez primera a mi placer. La alegría vuelve bueno y amable. Marta había tenido el tiempo necesario para recuperar su propio dominio.
Desde que llegué hube de encontrar muchos amigos, y comenzó el preguntar y el responder, de esta manera: ¿Qué dice hoy <i>El Diario Mercantil</i>? Llama ladrones a todos los amigos de las reformas, y dice que llegará día en que el obispo de Orense ponga un grillete al pie a los pícaros que le encausaron por no querer jurar.
Fué pues esclavo Zadig, y subordinado á su propio criado: atáronlos juntos con un grillete, y en este estado siguiéron á su casa al mercader árabe. En el camino consolaba Zadig á su criado exhortándole á tener paciencia, y haciendo, según acostumbraba, reflexîones sobre las humanas vicisitudes. Bien veo que la fatalidad de mi estrella se ha comunicado á la tuya.
A España llegó Martí, apesadumbrado, pobre, comido de pesar el corazón. A causa del grillete que había llevado se le formó un tumor del cual lo operaran dos veces y las dos sin éxito. Primeramente vivió en Madrid del escaso producto de unas clases que daba a los niños de don Leandro Álvarez Torrijo y a los de la Viuda del General Ravenet. Vivía, como es de suponerse, miserablemente.
Y el señor Cuadros repetía con expresión pedantesca estos y otros lugares comunes que había oído en la Bolsa de boca de ciertos pillos de levita, que con la dichosa «lucha por la existencia» justifican rapiñas legales que merecen un grillete. Y para desesperación del pobre viejo, hacía la apología de la Bolsa. Sólo un rancio podía tronar contra ella.
Creí conveniente declarárselo cuando no contaba contigo, porque no se lo comieran algún día los ratones, o fuera a parar, andando el tiempo, a manos que no lo merecen; porque no tengo herederos forzosos ni otros parientes pobres que esos dos bandoleros de que me hablaste el otro día, y no son merecedores más que de un grillete, que no les faltará, si viven... Déjame que se me pase este golpe de tos, y que tome otro respiro. ¡Ay, trastajo, qué miseriuca somos a lo mejor!
El único ornamento de ella era un tosco anillo de hierro que tuvo de grillete durante su prisión en la isla de Cuba, cuando aun era un niño, por causa de sus ideas liberales y que le fue regalado por su señora madre después de su deportación a España, para que le sirviera de amuleto en su peregrinación por la libertad de su patria.
Por las noches, después de la función, le llevaba á su casa, y allí le obligaba á sacudir el sueño y á meditar sus «papeles». Lafontaine se rebelaba, juraba á grandes voces que él no «podía sentir así», que su ademán era otro; quería marcharse... Pero Frédérick le dominaba con su experiencia y le imponía el grillete de su voluntad. Esto se dice así repetía, nada más que así.
Le echó una mirada dulce y penetrante, el mismo mirar con que le había hecho su esclavo. El pobre chico sintió como si le pusieran un grillete en el alma. «Vaya que se te ocurren unos disparates, hijo... Soy muy miedosa, y de sólo ver eso me pongo a temblar. Bonita manera tienes de hacer que yo te quiera, sí señor, bonita manera».
Palabra del Dia
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