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De este modo, la gobernacion del Estado reune todas las condiciones de acierto deseables: todos los ciudadanos, desde el primero al último, intervienen en la gestion de la cosa pública, de este modo están perfectamente garantidos los derechos del pueblo.

Podría haber algo de confusión en lo que llevo dicho, porque los ideólogos más famosos, los Condillac y Destutt-Tracy, hablan sólo del hombre, de ese animal privilegiado de la creación, y yo me ciño a hablar del ministerial, ese ser privilegiado de la gobernación.

Sin cesar la indispensable salva de aplausos, se alzó el ministro de la Gobernación. Dijo casi lo mismo que su presidente, pero con más sal y pimienta. De ésta dedicó la mayor parte a las impaciencias del partido que se juzgaba heredero inmediato del Poder.

¡Oh valor incomparable! Saben esos humildes y generosos confesores que la persecucion arrecia, que el desacato de la profesion de es ya mirado como asunto digno de ocupar al consejo del rey , que la estirpacion completa de la religion cristiana va á ser en breve el negocio capital de la gobernacion interior del Estado; ven aumentarse el número de los apóstatas, entibiarse el celo de sus afligidos hermanos, dilacerarse con nuevas heregías el seno de la Iglesia perseguida, ceder los débiles á la opresion y al oprobio, los tímidos á las amenazas, los codiciosos á la agravacion de los tributos, los ambiciosos á las liberalidades y promesas; dícenles que sus prelados mismos los obligan á jurar que no comparecerán ante los jueces á hacer pública confesion de su , que en el consejo del Amir se ha acordado conceder á todo musulman permiso para quitar la vida á cualquier cristiano que hable en desdoro de su profeta y secta; y sin embargo nada les arredra. ¡Allá va la gloriosa falange!

La vida de Ojeda en la gobernación de Urabá, sin otros recursos que los que él podía agenciarse, lejos de sus compatriotas establecidos en Santo Domingo, y olvidado de España, fue un continuo batallar. Su ciudad de San Sebastián, mísera ranchería de paja y barro con un fuerte de maderos, era la primera que con carácter permanente fundaban los conquistadores en la tierra firme.

las exageraciones liberticidas de la demagogia roja y de la demagogia blanca como si las estuviera mirando pintadas en la pared de enfrente; el ex-subsecretario de Gobernación, Zalamero, leía clarito en el porvenir el nombre del Rey Alfonso, y el concejal decía que el alfonsismo estaba aún en la nebulosa de lo desconocido.

Sin embargo, nunca pudo «romper a hablar» a su gusto, aunque había quedado bastante satisfecho de sus tentativas: dos preguntas breves al ministro de la Gobernación, sobre otros tantos expedientes detenidos en aquel centro, y una presentación a las Cortes de una exposición de varios ganaderos de su distrito, que solicitaban no qué franquicias o privilegios para los exportadores de reses cebadas.

Presentado había ya su proposición a las Cortes, cuando fué llamado con gran urgencia por el Ministro de la Gobernación, su especial amigo. Acudió a la cita más que de prisa; encerróle S.E. en el camarín más oculto de su despacho; y después de pasarle la mano por el lomo y de regalarle una breva, ¿Cómo anda usted de fondos en Madrid? le preguntó en seco. Don Simón se quedó petrificado.

En las Córtes que se celebraron en Valladolid por enero de 1518, se decretó que si en algun tiempo la reina Doña Juana se hallaba en disposicion de mandar los vastos dominios de España, cesase de su gobernacion el Católico rey D. Fernando; y que Doña Juana fuese la soberana absoluta. De las disensiones que habia en España, y muerte de Doña Juana.

Al fin sintieron el ruido de un coche que paraba á las puertas de Palacio. ¿Quién será? dijo el Rey con una gran alteración de semblante y pasando á la cámara. Anunciaron al ministro de la Gobernación. Fernando volvió á la camarilla y miró á Elías con una cara en que el consejero leyó despecho y desaliento. ¡El ministro de la Gobernación! ¿No me dijiste que iba también allí?