Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 21 de noviembre de 2025


Los oídos le zumbaron con un glu-glu inmenso mientras su cuerpo daba cabriolas en la obscuridad. Su cerebro confuso imaginó que se había abierto un agujero infinito en el fondo del mar, que todas las aguas de los océanos se escapaban por él formando un gigantesco remolino, y que él volteaba en el centro de esta tempestad giratoria. «Voy á morir... ¡Ya he muerto!», decía su pensamiento.

Y empezó á marchar á grandes zancadas, procurando mantener rígido su cuello; pero esto no libró á la joven de un vaivén igual al de un navío en un mar tormentoso. Agarrada á dos mechones de cabellos y contrayendo sus brazos, se defendió de este rudo movimiento, á la vez que seguía con mirada atenta la marcha de su gigantesco portador. Muy bien, gentleman.

El oído, acostumbrado al roce incesante de las espumas en los costados del buque, al estremecimiento de la atmósfera cortada por el impulso de la marcha, al lejano zumbido de las máquinas extendiendo su vibración por los muros y tabiques del gigantesco vaso de acero, acogía ahora con extrañeza este silencio repentino, absoluto, abrumador, como si el buque flotase en la nada.

Larga serie de siglos había de correr para que se elevaran las bases del gigantesco edificio, que habían de construir los grandes dramáticos de los siglos XVI y XVII, verdadera maravilla de los hombres.

Cuando se desemboca á la plaza del Panteon, la fachada de aquel gigantesco edificio viene á cautivar deliciosamente el ánimo del que lo contempla. Un monumento como el que tengo delante, se contempla, no se mira. Compónese aquella preciosa fachada de una galería y de un gran pórtico, imitacion del Panteon romano.

Las especies nuevas que siguen á las primeras tienen también, como cada sér en particular, su periodo de renacimiento, de propagación, de decadencia y de muerte; podría compararse cada especie de fósil vegetal ó animal á gigantesco árbol, cuyas raíces se hunden en los terrenos inferiores de formación antigua, y cuyo tronco se ramifica y se pierde en las capas altas de origen más moderno.

Increíble parece que aquel cuerpo flaco y endeble, encerrara dentro de espíritu tan gigantesco y tan fuerte, hecho a golpes de zarpas y a caricias de ala, capaz de abrir surcos y levantar cimientos y capaz, de poemizar el dolor e idealizar el martirio; apto para abrigar una tempestad y para echarse todo entero en el cáliz de un jazmín....

Allí estaban los héroes de las antiguas fiestas: el Cid gigantesco, con su espadón, y las cuatro parejas representando otras tantas partes del mundo, enormes figurones con los vestidos apolillados y la cara resquebrajada que habían alegrado las calles de Toledo, pudriéndose ahora en los tejados de la catedral.

Mas, todo caduco; todo, al soplo del viento, ondula y se derriba. No agrada aquel espectáculo, porque nada hay firme. A cada momento, en ese mundo al revés, vese burlada la ley de la gravedad: el débil, el ligero, sostienen al fuerte; parece aquello un arte diabólico, un gigantesco juego de niños que amenaza y puede aniquilar.

En el centro de la plazuela, sobre una gruesa capa de arena, elevábase todo un edificio de lienzo, con pintura que imitaba a la piedra: un gigantesco dado, en cuya cara superior elevábanse ocho figuras de tamaño natural.

Palabra del Dia

aquietaron

Otros Mirando