Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 11 de octubre de 2025


Este prosiguió así: Yo tengo un primo a quien llaman Primitivo Cordero, el cual si en el tratado de la honradez no tiene pero, en el de la tontería tiene manzanas, quiero decir que es un politicastro de estos que con cuatro palabras pescadas en un mal libro, media idea que se les pegó de cualquiera de nuestros grandes hombres, porción no pequeña de envidia y algunos granos de patriotismo mal entendido, se entretienen en fabricar castillos de viento, fundando instituciones, dictando leyes, mudando personas.

Los piadosos sentimientos de los dos novios, junto con la austera educación que les dieron, hizo que su cariño fuese siempre puro y limpio, fundando la inalterable unión de sus corazones, no sobre los efímeros sentimientos de un atractivo puramente humano, sino sobre una fe común y la severa observancia de todas las virtudes que esta fe enseña.

No... Quiero verlo yo mismo. El tío Frasquito brincó otra vez emocionado, viendo ya a Malek-Adhel fundando, como Rancés, una Trapa, o un hospital como don Miguel de Mañara... ¡Todo, todo iba saliendo lo mismo, igual, idéntico que en la Favorita!... Fernando, la bella del Re, fray Baltasar... Faltaba tan sólo el convento, y ansioso él de poner la primera piedra, se apresuró a decir: Pues te llevarrré cuando quierrras.

Los convertidos verdaderamente á la fe, decian que deberian ellos ser admitidos en tales dignidades, puesto que sus ascendientes contradijeron la muerte de Jesucristo, fundando su parecer en aquella carta atribuida á la sinagoga de Toledo.

En 1609 D. Juan de Silva visitó la costa N. de Mindanao á fin de reprimir las excursiones de los caragas á pintados, fundando el fuerte de Tandag, donde dejó artillería y numerosa guarnición.

Ve que la Iglesia combatida por la protesta luterana necesita un fuerte auxilio, y lleva á la religión la disciplina del campamento, fundando, no una Orden, sino una Compañía, organizando un ejército negro que ofrece á los Papas, formando los soldados en el molde de su férrea voluntad, sin afectos de familia, sin pensamiento propio, con la rigidez de los autómatas, con esa insensibilidad que hace invencible.

Tenía dos géneros de fanatismo: el del trabajo, pues no podía estar inactivo, y el de la política. Deliraba por los derechos del pueblo, las preeminencias del pueblo y el pan del pueblo, fundando sobre esta palabra ¡pueblo! una serie de teorías a cuál más extravagantes. Realmente estas teorías no eran suyas. Una generación se había embobado con ellas, mirándolas como pan bendito.

Había sido un admirable comerciante de la religión: un talento práctico surgido á tiempo para salvar la tienda de Roma amenazada de quiebra, ordenando sus negocios, dándoles nuevo rumbo y fundando su Compañía, aquel disciplinado cuerpo de comisionistas del catolicismo que viajaban por toda la tierra, explotando las pasiones y las debilidades humanas, para la mayor gloria de su Dios.

Era, por añadidura, la época en que la clase media entraba de lleno en el ejercicio de sus funciones, apandando todos los empleos creados por el nuevo sistema político y administrativo, comprando a plazos todas las fincas que habían sido de la Iglesia, constituyéndose en propietaria del suelo y en usufructuaria del presupuesto, absorbiendo en fin los despojos del absolutismo y del clero, y fundando el imperio de la levita.

Palabra del Dia

pacificadoras

Otros Mirando